martes, enero 30, 2007

María Antonieta, de Sofía Coppola

Pues después de semanas de espera, por fin he podido ver la última de la niña mimada de Hollywood. Hasta ahora las dos películas de la Coppola (Las vírgenes suicidas y Lost in Translation) me habían causado una grata impresión y es que su cine era lento, pero bello, regodeándose en la imagen, un poco a lo oriental (otro día hablaré de Kim-Ki Duk). Las vírgenes suicidas era una adaptación de la novela de Jeffrey Eugenides, y me gustó, sin más: pero en Lost in translation, Sofia Coppola logró hipnotizarme; desde entonces estoy enamorado de Tokyo y de Scarlett Johansson - mi amor llegó antes del vestidito ese de los Globos de Oro, i swear-.

Los que esperen encontrar en María Antonieta una película histórica, saldrán decepcionados: apenas se tratan las negociaciones que llevaron al matrimonio entre el Delfín y la Archiduquesa, y los únicos acontecimientos políticos que Sofía nos muestran son el apoyo de Francia a los Estados Unidos en la Revolución Americana (dando con ello una posible explicación del déficit de Francia que exculpa a María Antonieta) y, por pura obligación, la Revolución Francesa. Sin embargo, incluso este hecho vital en la vida de la Reina de Francia se nos presenta a través de sus ojos, que se limitan a advertir cierta agitación en el pueblo, a través de los rumores, y a ser testigo de la llegada de una muchedumbre a Versalles (con una escena bastante ridícula, en la que María Antonieta se inclina ante el pueblo). Ni siquiera los sádicos que esperaban a ver la decapitación de Kirsten Dunst quedarán contentos, puesto que la película acaba con la salida de la reina de Versalles, escoltada por los revolucionarios.

Sólo con el principio y el final podemos hacer una definición de la película: ésta empieza con el viaje de María Antonieta de Austria hacia Versalles, y acaba con la salida de la reina del palacio real. Así pues, tanto como un biopic sobre María Antonieta, la película es un retrato de la vida de la corte francesa previa a la Revolución: Madame du Barry tiene más importancia que Rousseau, Voltaire y Robespierre. Se nos muestran las pasiones, penalidades y caprichos de la corte francesa todo ello ambientado con música pop, recurso que al principio resulta interesante -emparenta a María Antonieta con las adolescentes de hoy, y las juergas versallescas con los jolgorios de los jóvenes occidentales contemporáneos- pero al final me acabó repitiendo, personalmente.

Empecé el artículo llamando "niña mimada" a la Coppola, y esa es la imagen que la directora quiere darnos de la reina francesa: una pobre niña rica, que es simplemente se desliza por el tobogán de su destino real, y que apenas tiene consciencia ni de lo que gasta ni del mal nombre que dejaría en la historia. Coppola tiende a defenderla, cubriéndola de un manto de inocencia, buenos sentimientos e inconsciencia. Quizás tenga razón.

En definitiva, una buena película de Sofía Coppola, que con tres películas parece haber definido un estilo propio, que algunos tildan de vacío; pero en eso radica lo interesante de un estilo: en que no gusta a todos, pero todos saben reconocerlo.

viernes, enero 19, 2007

Mi lista del 2006

Desde el 2004 tengo la costumbre de marcarme una cantidad X de libros como objetivo (esta vez eran 122, es decir 1 libro cada 3 días). Al final me quedé en 127. Aquí los tenéis, si queréis comentar alguno:

La caída - Albert Camus
Vuitanta-sis contes - Quim Monzó
El Teló - Milan Kundera
Apología de Sócrates - Platón
La inteligencia fracasada - José Antonio Marina
Matar a Platón - Chantal Maillard
La muerte de un viajante - Arthur Miller
Estupor i tremolors - Amelie Nothomb
El origen - Thomas Bernhard
Madame Bovary - Gustave Flaubert
Muerte accidental de un anarquista - Darío Fo
Nits Blanques (adaptat al teatre) - F. M. Dostoievski / Carlota Subirós
Del asesinato considerado como una de las bellas artes - Thomas De Quincey
El capital (resumido por Gabriel Deville) - Karl Marx
Un cuarto propio - Virginia Woolf
Ensayos impopulares - Bertrand Russell
El peatón del aire - Eugene Ionesco
Manifiesto SCUM - Valérie Solanas
A la sombra de la Ilustración - Regis Debray / Jean Bricmont
Impostures intel·lectuals - Jean Bricmont / Alain Sokal
Los posesos - Albert Camus
Los Demonios (I) - F. M. Dostoievski
Los Demonios (II) - F. M. Dostoievski
El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo - Lenin
"Social justice" isn't any kind of justice - Antony Flew
Teoría y práctica del bolchevismo - Bertrand Russell
Kant en 90 minutos - Paul Strathern
Wittgenstein en 90 minutos - Paul Strathern
H. P. Lovecraft: Contra el mundo, contra la vida - Michel Houellebecq
La peste - Albert Camus
Sobre el dolor del mundo, el suicidio y la voluntad de vivir - Arthur Schopenhauer
El mito de Sísifo - Albert Camus
El estado de sitio - Albert Camus
El existencialista hastiado - Howard Mumma
Bartleby y compañía - Enrique Vila-matas
El exilio y el reino - Albert Camus
El sueño de los heroes - Adolfo Bioy Casares
13,99 euros - Frédéric Beigbeder
El revés y el derecho - Albert Camus
Norton I Emperador de EEUU - Xavier Deulonder
Dostoyevski lee a Hegel en Siberia y rompe a llorar - Lészlo Fôldényi
Viaje al fin de la noche - Louis-Ferdinand Céline
Curso de filosofía en seis horas y cuarto - Witold Gombrowicz
Seis personajes en busca de autor - Luigi Pirandello
L'oncle Vània - Anton Txèkhov
A puerta cerrada / La puta respetuosa - Jean-Paul Sartre
El banquer anarquista - Fernando Pessoa
La educación del estoico - Fernando Pessoa
Exercicis d'estil - Raymond Queneau
Mr. Vértigo - Paul Auster
Vals de Mefisto - Sergio Pitol
Cartes d'amor a Stalin - Juan Mayorga
Novela en nueve cartas - F. M. Dostoievski
El Idiota (I) - F. M. Dostoievski
El neoconservadorisme americà - Gregorio Luri
Biblioteca personal - Jorge Luis Borges
Dostoievski (1821-1881) - Isabel Martínez Fernández
El Idiota (II) - F. M. Dostoievski
Els núvols - Aristòfanes
La hora del diablo - Fernando Pessoa
Memorias del subsuelo/Timorata - F. M. Dostoievski
Amfitrió - Plauto
Desayuno en Tiffany's - Truman Capote
Factotum - Charles Bukowski
Pobres Gentes - F. M. Dostoievski
San Manuel Bueno, mártir - Miguel de Unamuno
El zoo de cristal - Tennessee Williams
Historia abreviada de la literatura portátil - Enrique Vila-matas
El sueño de un hombre ridículo - F. M. Dostoievski
Napoleón - Geoffrey Ellis
Cajón de cuentos - F. M. Dostoievski
Cimbelí - William Shakespeare
Caminos de libertad - Bertrand Russell
Salomé - Oscar Wilde
El libro de arena - Jorge Luis Borges
Diálogo entre un sacerdote y un moribundo - Marqués de Sade
Un enemic del poble - Henrik Ibsen
El licenciado Vidriera / La fuerza de la sangre - Miguel de Cervantes
Ciudad de cristal - Paul Auster
Antología poética (1923-1977) - Jorge Luis Borges
Temor y temblor - Sören Kierkegaard
Cartas del noviazgo - Sören Kierkegaard
Hegel en 90 minutos - Paul Strathern
El amor dura tres años - Frédéric Beigbeder
Fantasmas - Paul Auster
La muerte en Venecia / Mario y el mago - Thomas Mann
La idea d'Europa - George Steiner
La habitación cerrada - Paul Auster
El "Martín Fierro" - Jorge Luis Borges / Margarita Guerrero
La muerte de Iván Ilich / Hadji Murad - León Tolstói
El pecho - Philip Roth
Els ulls del germà etern - Stefan Zweig
Biografia - Francesc Pereira
Tolstói o Dostoievski - George Steiner
La sonata a Kreutzer - León Tolstoi
Historia de un idiota contada por él mismo - Félix de Azúa
Boadella & cia. - Albert Balanzà
Seize the day - Saul Bellow
El sobrino de Rameau - Denis Diderot
Wakefield y otros relatos - Nathaniel Hawthorne
El capitán Alatriste - Arturo Pérez-Reverte
Nostalgia de lo absoluto - George Steiner
Payasos y monstruos - Albert Sánchez Piñol
Si menges una llimona sense fer ganyotes - Sergi Pàmies
La sociedad del espectáculo - Guy Debord
Sostiene Pereira - Antonio Tabucchi
Yo acuso - Ayaan Hirsi Ali
Casa de muñecas / Hedda Gabler - Henrik Ibsen
El pabellón nº6 y otros relatos - Anton Chéjov
Anton Chéjov - Natalia Ginzburg
Los placeres y los días - Marcel Proust
Adulterios - Woody Allen
Historia de un caballo (adaptado al teatro) - León Tolstói
El árbol de la ciencia - Pío Baroja
Luces de Bohemia - Ramón del Valle-Inclán
La vida es sueño - Pedro Calderón de la Barca
Cuento de Abril - Ramón del Valle-Inclán
Memorias de un loco - Gustave Flaubert
Cuerdos entre locos: Grandes experimentos psicológicos del siglo XX - Lauren Slater
Locura Filosofal - Nigel Rodgers / Mel Thompson
John Rawls y la justicia distributiva - Pablo da Silveira
El eterno marido - F. M. Dostoievski
Fin de partida - Samuel Beckett
En picado - Nick Hornby
Higiene de l'assassí - Amelie Nothomb
Catedral - Raymond Carver
Sobre la televisión - Pierre Bourdieu

Todos los años me digo de hacer lo mismo con las películas, pero al final nunca lo hago. Ains...

jueves, enero 18, 2007

La caída de Constantinopla 1453, de Sir Steven Runciman


Hace unas semanas, un servidor estaba viendo las noticias de La 2, en las que informaban sobre la reunión de la futura Alianza de Civilizaciones organizada en Estambul y con España y Turquía como principales valedores. No recuerdo si fue ZP o el presentador, pero alguien comentó el pasado de Estambul como ciudad de convivencia entre diferentes religiones y buenrollismo en general. Pero mi subconsciente, al que no le va mucho la concordia y sí bastante el sarcasmo, me trajo a la mente la historia de un utensilio que tengo ligado a la historia de esa ciudad. El utensilio era un cañón, uno de los tres que el ingeniero húngaro Urbano construyó para el asedio de la ciudad por parte de los turcos: un cañon de ocho metros de longitud, que requería de 70 bueyes para desplazarse y 200 hombres para disparar. Quieran que no, la imagen de semejante angelito y el love & peace que se pretendía vender daban un efecto bastante cómico.

Días después leí un artículo en el blog de Félix de Azúa, en el que recomendaba el libro del que se supone que estoy hablando. Esas coincidencias, unidas a que llevaba bastante tiempo sin leer un libro de historia, me decidieron a leerlo. En cuanto al libro en si, sobresale el relato que Runciman nos hace del asedio: dicen que Tolkien se inspiró en él, y todo lector de El Silmarillion o El Señor de los Anillos rememorará aquellas batallas en las que unos pocos humanos se enfrentaban a miles de orcos en la valentía de los bizantinos enfrentados a una fuerza turca diez veces superior. Esto es particularmente meritorio ya que el libro en ningun momento se aparta de su objetivo científico: Runciman en ningun momento cede a la tentación de novelar sobre la caída de Constantinopla; utiliza datos con gran generosidad, y nunca se permite un ápice de fabulación.

La verdad es que el libro me ha fascinado tanto que ya les he dejado claro a los del sirio de la esquina que, o devuelve Bizancio a la Cristiandad, o se acabó comprarles kebabs. Coño.

miércoles, enero 17, 2007

Catedral, de Raymond Carver

Hace un tiempo me preguntaron por la narrativa norteamericana del siglo XX, y la verdad es que, aparte de algunos escritores típicos que había leído (Auster, Capote, Faulkner, Roth) y otros que no había leído (Delillo, Pynchon), no supe qué contestar. Así que aprovechando que ahora tengo más tiempo, he empezado un pequeño tour, que de momento me ha hecho leer una novela de Delillo (Body Art) y la recopilación de cuentos sobre la que escribo hoy: Catedral.
Como autores americanos hay multitud, tuve que hacer una selección: en esta selección he tenido que eliminar a autores que me despertaban mucha curiosidad, como Gore Vidal y Norman Mailer. A Carver por mi herraldismo militante: creo que todo lo publicado en Anagrama será, como mínimo, satisfactorio. Y entre la multitud de autores americanos que están editados en esta editorial elegí a Carver porque ya conocía su nombre -precisamente me sonaba de Por orden alfabético, un libro de Jorge Herralde-.

Pero entremos en materia: Carver tiene un no sé que muy característico. No es su estilo -aunque probablemente tiene mucho que ver-, sino una sensación que transmiten sus cuentos: es la amenaza carveriana, un miedo que siendo básicamente el mismo en todos los cuentos, es diferente en cada uno de ellos: resulta curioso que el autor logre transmitir la misma sensación utilizando historias completamente distintas, o quizás es que precisamente las historias se articulen en torno a esa sensación que el autor quiere transmitirnos. En ese caso, Carver tendría como objetivo hacernos partícipes de una visión del mundo, pero de una que es puramente sensitiva: no puede ser explicada, y eso es lo que le permite ser utilizada en cualquier tipo de historia sin tener puntos en común. Tomemos un ejemplo: los relatos en los que esta sensación es más acusada son Parece una tontería y Catedral, el cuento que da título al volumen. En el primera, la amenaza empieza siendo un pastelero, para convertirse en la posible muerte de un niño y acabar volviendo al pastelero inicial. En Catedral, el terror proviene de las relaciones entre un ciego y la esposa del protagonista.

Pensando en la amenaza carveriana, llegué a creer que Carver pretendía mostrar como el ser humano aún seguía inmerso en la ley de la selva: la competición por la supervivencia sigue tan presente en el ciudadano de hoy como en el hombre primitivo de hace cinco milenios. Sin embargo, pronto me di cuenta de que todo esto era pura maquinación mía hecha a partir de la sensación que los relatos de Carver me transmiten: otro lector habrá llegado a conclusiones muy distintas, ya que, siendo pura sensación, no tiene una interpretación filosófica directa.

Bueno, ya está. A ver si a partir de ahora me ocupo un poco más del blog.