domingo, noviembre 04, 2007

¿Quo Vadis, Kitano?

Cuando, en el Festival de Venecia del 2003, se estrenó Zatoichi, nadie pareció especialmente sorprendido. "Una película que bebe de la tradición oriental", "una película perfectamente clasificable junto a Brother o Hana-bi", eran los comentarios. Cierto es que en Zatoichi, Takeshi Kitano había cambiado el emplazamiento de la película: en vez de tratarse de una lucha a muerte entre yakuzas, era un combate entre samurais. En mi opinión, Zatoichi es más conservadora que otras películas de acción de Kitano: no contiene tanta poesía como Hana-bi o Sonatine, sino que estaba más en el estilo llano y directo de Brother. Sin embargo, hay un par de elementos en esta película que no encajan del todo bien con las películas inmediatamente anteriores de su director: el humor absurdo, que aunque presente en El verano de Kikujiro, aquí tenía unas apariciones que rompían más con el estilo de la película; y muy especialmente el baile con el que acaba la película; ahí se rompe el desarrollo normal de un argumento para entrar en un juego surrealista, que recuerda a las apariciones de los actores para recibir el aplauso del público que se hace en el teatro.

Pero con su siguiente largometraje Takeshi Kitano sí iba a romper claramente con todo su cine anterior. Recuerdo que al entrar en la sala donde iba a proyectarse, alguien entre el público dijo en voz alta "¿ahora toca película violenta o poética?". Pues bien, ni uno, ni lo otro: ni Dolls, ni Brother. Takeshis' constituye una experiencia onírica, que apenas deja algún resquicio en el que el espectador pueda agarrarse para construir una línea argumental lógica: si tuviéramos que dar un símil, éste sería una película de David Lynch. La película empieza explicándonos la historia de Mr. Kitano, un proyecto de actor algo bobalicón que no deja de ser rechazado en todos los castings a los que va, y de Beat Takeshi, gran estrella del mundo del espectáculo; ambos personajes están interpretados por Takeshi Kitano. A partir del momento en que se encuentran, avanzamos dentro de lo que parece una ensoñación de Mr. Kitano, llena de referencias -algunas muy chistosas- a las películas anteriores de Takeshi Kitano: la espera en la playa de Sonatine, el hombre aparentemente inmune a las balas de Violent Cop... Takeshis' es una película extraña en una manera que sorprende mucho en un cineasta con los antecedentes del nipón.

La película que confirmaría la ruptura se llama Glory to the Filmmaker!, y es, a día de hoy, su última obra. El inicio resulta tremendamente esperanzador: Kitano explica los avatares de un director llamado "señor Kitano" en clave de humor, desquitándose un poco con la crítica, además de hacer unas parodias bastante divertidas de diferentes géneros: el subgénero de terror asiático, las películas de Ozu, las películas de ninjas... Una interesante reflexión sobre su propio carrera, a lo 8 1/2. Mas, a partir de ahí, el diluvio: la película se convierte en una comedia absurda que deja a Takeshi's Castle (Humor Amarillo) como un ejemplo de humor inteligente y racional. Glory to the filmmaker! constituye un ejemplo de comedia inmediata, que busca antes el golpe directo que una eventual supervivencia al paso del tiempo. Por eso no tiene nada que ver con una obra de autor, es decir, con lo que se espera de alguien de su prestigio.

¿Qué le ha ocurrido al "señor Kitano"? Su cine ha cambiado, eso es evidente. Pero no es una "evolución" o un periodo de su carrera artística al uso: más bien creo que el realizador nipón ha decidido, simple y llanamente, reírse de sí mismo, y de paso, del mundo del cine. Tampoco es el primero que decide apartarse de lo que se esperaba de él; a pesar de que la cinematografía sea el arte comercial por excelencia, aún así, el cineasta es un artista. Por ello es normal que un director decida romper con su obra anterior: Godard ya lo hizo en los 70.
Pero más allá de este aparentemente caprichoso giro en su carrera, hay un problema real en la dirección que había tomado el cine de Kitano. Su cine, o mejor dicho, las dos vertientes que conformaban el conjunto de sus creaciones, parecían sinceramente agotadas. Con las películas "líricas" (A scene at the sea, El verano de Kikujiro...) Takeshi Kitano había llegado a su techo; Dolls representa la máxima expresión de ese estilo poético personal que tanto ha encandilado a la crítica: ese camino ha llegado a su fin. Algo similar ocurre con sus películas de acción: Sonatine y Hana-bi fueron el culmen, uniendo al tono brutal de sus primeras películas la sensibilidad que Kitano ha venido desarrollando con el tiempo. Por ello Brother fue para muchos una vuelta de tuerca innecesaria, demasiado simple: un regreso a un cine sin complejos ni desviaciones intelectuales. Pero un artista no puede regresar al mismo terreno sin sentirse hastiado, ni hastiar.

Hay otro factor que, creo, habría que tener en cuenta al considerar las obras recientes del director japonés. Es una cuestión resbaladiza, en la que no entraría si no creyera que puede aportar algo importante al tema. Se trata de la vida personal de Kitano. Como es sabido, él intentó suicidarse en 1996, intento de suicidio que le dejó como secuela una parálisis facial parcial. Conocida en el mundo entero es la fuerte presión que se ejerce sobre los individuos en la sociedad nipona, y también la singularísima afición a la automuerte de los japoneses. Kitano, quizás, ha decidido romper con la angustia del no saber qué hacer de la forma más brutal posible: con lo irracional.

Takeshi Kitano, pues, se encontraba en una calle sin salida, que a la vez era una encrucijada de caminos infinitos: virar el rumbo a cualquier parte, mas no seguir adelante. Y ha elegido jugar, bromear, la diversión por la diversión, l'art pour l'art. Deseemos que encuentre otro filón artístico que nos haga disfrutar como ya lo ha conseguido. Un brindis por Takeshi Kitano.

sábado, noviembre 03, 2007

XII Mostra de Cinema Africà de Barcelona

El próximo jueves, 8 de noviembre, se inaugurará en los cines Casablanca-Gracia la Muestra de Cine Africano de Barcelona. La muestra, que se viene celebrando desde 1996, trae este año muchas novedades; entre ellas, hay que destacar los primeros frutos de la cooperación iniciada en 2005 con el cineasta senegalés Moussa Touré, que permite que este año podamos ver una sesión de breves documentales realizados por jovenes senegaleses, que han viajado hasta Barcelona para estar presentes en su proyección.

En cuanto a los largometrajes que podremos ver en la muestra de este año, nos encontramos con 6 films muy representativos de la producción actual del cine africano: entre ellos, las dos películas ganadoras de los festivales más prestigiosos del continente. Ezra, "Etalon de Yennega" (el primer premio) del último FESTACO, es una película nigeriana dirigida por Newton I. Aduaka que trata el sensible y siempre difícil tema de los niños soldado: la película llega a Barcelona después de haber llamado la atención en el festival de Sundance. En la Mostra también podremos ver la ganadora del festival bianual de cine de Cartago, Making off, cinta del consagrado director tunecino Nouri Bouzid que sigue el proceso de conversión de un islamista en clave de cine sobre cine. Completan el conjunto de largometrajes Bamako, reflexión política del también consagrado cineasta Abderrahmane Sissako que es uno de los pocos films africanos que ha sido distribuido en España en los últimos tiempos; Kinshasha Palace, un falso documental sobre la búsqueda de un hermano desaparecido; Andalucia, una coproducción franco-española ambientada en los suburbios parisienses y Barakat! una película argelina que trata el tema del integrismo y las diferencias generacionales.

Más allá de los 6 largometrajes comentados, la Mostra de este año también dará mucha importancia a los documentales, género que puede llamar poderosamente la atención del espectador al tratar temas sociales de un continente del que se tiene un conocimiento tan superficial como el africano. Además de los documentales de los jóvenes senegaleses, podremos ver Mo&me, Xalima y El Ejido, este último ganador del premio de Amnistia Internacional, y que como es obvio, nos toca muy de cerca. En cuanto al formato más breve, tendremos, por una parte, una pequeña selección de cortos premiados y por otra, las creaciones de jóvenes directores de Túnez. Incluso el mundo de la animación estará representado por la película L'arbre aux esprits, de Cilia Sawadogo.

La Mostra nunca ha dejado de homenajear a cineastas africanos con una importante carrera a sus espaldas: en esta edición podremos asistir a una retrospectiva de la carrera de Safi Faye, una de las pocas realizadoras africanas. También se proyectará Emitai, en recuerdo a su recientemente fallecido director, Ousmane Sembene.