martes, diciembre 04, 2007

Resumen de la XII Mostra de Cinema Africà de Barcelona

Como ya comentamos en un artículo anterior, la XII Mostra de Cinema Africà de Barcelona se celebró del 8 al 14 de noviembre en los cines Casablanca-Gracia. En ella hemos podido presenciar las últimas obras de la cinematografía del continente negro, que muestran una tendencia bastante interesante, y en la mayoría de los casos, alejadas del tópico que podriamos esperar.

Las proyecciones empezaron el jueves 8, con la película Mossane, de la directora a la que se homenajeaba en esta Mostra: Safi Faye. La realizadora senegalesa estuvo presente en la sala, al igual que Magou Seck, la protagonista de la cinta. Mossane es un largometraje de una sencillez tremendamente cruda, que, a través de una historia mil veces contada -el conflicto entre los sentimientos de una chica y los deseos de sus padres de casarla con alguien adinerado- hace un retrato del ambiente rural de Senegal. Aunque el film adolece de cierta falta de ritmo, además de unos relativamente limitados recursos técnicos, puede interesar a los que deseen descubrir África: diriamos que funciona mejor como documental que como narración.

Al día siguiente pudimos disfrutar de Emitai, de 1974, realizada por el recientemente fallecido Ousmane Sembène, considerado el padre del cine africano. Es una película en la que está muy presente la colonización francesa del Senegal: tanto en la historia, que nos cuenta los abusos que sufrieron los nativos por parte de sus colonizadores, como en el estilo de la obra, especialmente en las partes más humorísticas, que recordaba al cine francés. Sin embargo, los defectos que antes hemos comentado en Mossane aquí se agudizan tremendamente: tanto el ritmo, como, muy especialmente, la fotografía y el sonido, son los claros puntos débiles de esta cinta.
Pero el cine africano iba a demostrarnos que no se limitaba a narrarnos historias rurales con Ezra, la última película del prometedor director nigeriano Newton I. Aduaka. Me remito a su crítica para los que quieran saber más, pero debo dejar constancia de que se trata de una obra realmente recomendable.

El jueves 10 tendriamos un nuevo cambio de perspectiva con la única película de animación de la Mostra, L'arbre aux esprits. En la sala había una buena representación de público infantil, que disfrutó con una historia muy sencilla sobre dos niños que deben enfrentarse a un rico propietario para evitar que talen un baobab centenario. Al tratarse de un mediometraje de apenas 40 minutos, la proyección se completó con una obra de Safi Faye, Tesito, un documental de media hora sobre la vida cotidiana de los pescadores de la costa del Senegal.
Después de esta sesión ligera venía el plato fuerte del día: Making off, le dernier film, una película con todos los ingredientes para provocar una gran polémica: trata de comprender el proceso de conversión de un joven tunecino normal y corriente a un terrorista islámico. En su correspondiente crítica nos extenderemos más.

En la Mostra de este año se exhibieron varios documentales. El que más interés provocó en mí fue Mo & me, por su doble dimensión humana e informativa. A través de los recuerdos su hijo
Salim Amin revivimos la existencia de Mohamed "Mo" Amin, periodista keniata que fotografió todos los conflictos que vivió África en la segunda mitad del siglo XX. Ante nuestros ojos y los de Mohamed Amin pasan payasos monstruosos como Idi Amin Dada o Jean-Bédel Bokassa; un viaje por la convulsa historia del continente negro. Otros documentales que también pudimos ver en la Mostra fueron El Ejido, la loi du profit, sobre la explotación de los inmigrantes ilegales en la población almeriense, y Xalima la plume, crónica de la vida de un cantautor senegalés que sin duda interesará a los amantes de la música africana.

Pero, continuando con los largometrajes, debemos comentar Barakat!. Aunque pueda sorprender viniendo de un país como Argelia, nos enfrentamos a una cinta sobre mujeres, sobre la psicología femenina y el encuentro de dos de ellas: una Persona (Ingmar Bergman, 1966) sin metafísica y con menor profundidad; a cambio, la película tiene cierto tono de reivindicación social, tanto a lo que se refiere a la situación de la mujer en Argelia -impagable la escena de los piropos en el bar- como a la eterna Guerra Civil que aún continúa coleando en el país norteafricano.

Después de ver toda esta cantidad de cintas que hemos comentado, ya habiamos llegado al fin de la Mostra de este año: pero aún nos quedaba un último día de disfrute. Kinshasha palace y Andalucía eran las dos películas por las que me decidí, y el resultado fue francamente desigual. Kinshasha palace es un curioso documental autobiográfico que sigue al director en búsqueda de su hermano, que, después de separarse de su mujer, desapareció sin dejar rastro. Lamentablemente, la trama no logró interesarme.
Y ya sólo nos quedaba una última película: Andalucía, de Alain Gomis. Se da la circunstancia que en todos los festivales a los que voy últimamente, la película que más me gusta es la última. Me encantaron Life can be so wonderful, en el BAFF, Sukiyaki Western Django, en Sitges, y ahora Andalucía, en la Mostra de Cinema Africà. Andalucía no es una película con un hilo argumental claro, sino que opta por un conjunto de escenas que conforman un retablo de la vida de un joven -ya no tan joven- de ascendencia marroquí en el París del siglo XXI. En la cinta se mezclan diferentes búsquedas: la de las raíces, la de un polvo, la de los viejos amigos... todo en un tono de humor muy acertado, que se gana la complicidad del espectador. Realmente recomendable.

Concluiré comentado mis impresiones personales. Gracias a esta Mostra creo estar ahora más cerca del sentir de África, ya que sólo conociendo el punto de vista que tienen los africanos sobre ellos mismos podemos tener una visión completa de su continente. Es realmente interesante afrontar los problemas de los que tanto hablamos los occidentales -el tráfico de armas, la situación de la mujer, los niños soldado- desde la perspectiva de los que viven directamente estas situaciones: resulta muy desmitificador.