martes, diciembre 04, 2007

Resumen de la XII Mostra de Cinema Africà de Barcelona

Como ya comentamos en un artículo anterior, la XII Mostra de Cinema Africà de Barcelona se celebró del 8 al 14 de noviembre en los cines Casablanca-Gracia. En ella hemos podido presenciar las últimas obras de la cinematografía del continente negro, que muestran una tendencia bastante interesante, y en la mayoría de los casos, alejadas del tópico que podriamos esperar.

Las proyecciones empezaron el jueves 8, con la película Mossane, de la directora a la que se homenajeaba en esta Mostra: Safi Faye. La realizadora senegalesa estuvo presente en la sala, al igual que Magou Seck, la protagonista de la cinta. Mossane es un largometraje de una sencillez tremendamente cruda, que, a través de una historia mil veces contada -el conflicto entre los sentimientos de una chica y los deseos de sus padres de casarla con alguien adinerado- hace un retrato del ambiente rural de Senegal. Aunque el film adolece de cierta falta de ritmo, además de unos relativamente limitados recursos técnicos, puede interesar a los que deseen descubrir África: diriamos que funciona mejor como documental que como narración.

Al día siguiente pudimos disfrutar de Emitai, de 1974, realizada por el recientemente fallecido Ousmane Sembène, considerado el padre del cine africano. Es una película en la que está muy presente la colonización francesa del Senegal: tanto en la historia, que nos cuenta los abusos que sufrieron los nativos por parte de sus colonizadores, como en el estilo de la obra, especialmente en las partes más humorísticas, que recordaba al cine francés. Sin embargo, los defectos que antes hemos comentado en Mossane aquí se agudizan tremendamente: tanto el ritmo, como, muy especialmente, la fotografía y el sonido, son los claros puntos débiles de esta cinta.
Pero el cine africano iba a demostrarnos que no se limitaba a narrarnos historias rurales con Ezra, la última película del prometedor director nigeriano Newton I. Aduaka. Me remito a su crítica para los que quieran saber más, pero debo dejar constancia de que se trata de una obra realmente recomendable.

El jueves 10 tendriamos un nuevo cambio de perspectiva con la única película de animación de la Mostra, L'arbre aux esprits. En la sala había una buena representación de público infantil, que disfrutó con una historia muy sencilla sobre dos niños que deben enfrentarse a un rico propietario para evitar que talen un baobab centenario. Al tratarse de un mediometraje de apenas 40 minutos, la proyección se completó con una obra de Safi Faye, Tesito, un documental de media hora sobre la vida cotidiana de los pescadores de la costa del Senegal.
Después de esta sesión ligera venía el plato fuerte del día: Making off, le dernier film, una película con todos los ingredientes para provocar una gran polémica: trata de comprender el proceso de conversión de un joven tunecino normal y corriente a un terrorista islámico. En su correspondiente crítica nos extenderemos más.

En la Mostra de este año se exhibieron varios documentales. El que más interés provocó en mí fue Mo & me, por su doble dimensión humana e informativa. A través de los recuerdos su hijo
Salim Amin revivimos la existencia de Mohamed "Mo" Amin, periodista keniata que fotografió todos los conflictos que vivió África en la segunda mitad del siglo XX. Ante nuestros ojos y los de Mohamed Amin pasan payasos monstruosos como Idi Amin Dada o Jean-Bédel Bokassa; un viaje por la convulsa historia del continente negro. Otros documentales que también pudimos ver en la Mostra fueron El Ejido, la loi du profit, sobre la explotación de los inmigrantes ilegales en la población almeriense, y Xalima la plume, crónica de la vida de un cantautor senegalés que sin duda interesará a los amantes de la música africana.

Pero, continuando con los largometrajes, debemos comentar Barakat!. Aunque pueda sorprender viniendo de un país como Argelia, nos enfrentamos a una cinta sobre mujeres, sobre la psicología femenina y el encuentro de dos de ellas: una Persona (Ingmar Bergman, 1966) sin metafísica y con menor profundidad; a cambio, la película tiene cierto tono de reivindicación social, tanto a lo que se refiere a la situación de la mujer en Argelia -impagable la escena de los piropos en el bar- como a la eterna Guerra Civil que aún continúa coleando en el país norteafricano.

Después de ver toda esta cantidad de cintas que hemos comentado, ya habiamos llegado al fin de la Mostra de este año: pero aún nos quedaba un último día de disfrute. Kinshasha palace y Andalucía eran las dos películas por las que me decidí, y el resultado fue francamente desigual. Kinshasha palace es un curioso documental autobiográfico que sigue al director en búsqueda de su hermano, que, después de separarse de su mujer, desapareció sin dejar rastro. Lamentablemente, la trama no logró interesarme.
Y ya sólo nos quedaba una última película: Andalucía, de Alain Gomis. Se da la circunstancia que en todos los festivales a los que voy últimamente, la película que más me gusta es la última. Me encantaron Life can be so wonderful, en el BAFF, Sukiyaki Western Django, en Sitges, y ahora Andalucía, en la Mostra de Cinema Africà. Andalucía no es una película con un hilo argumental claro, sino que opta por un conjunto de escenas que conforman un retablo de la vida de un joven -ya no tan joven- de ascendencia marroquí en el París del siglo XXI. En la cinta se mezclan diferentes búsquedas: la de las raíces, la de un polvo, la de los viejos amigos... todo en un tono de humor muy acertado, que se gana la complicidad del espectador. Realmente recomendable.

Concluiré comentado mis impresiones personales. Gracias a esta Mostra creo estar ahora más cerca del sentir de África, ya que sólo conociendo el punto de vista que tienen los africanos sobre ellos mismos podemos tener una visión completa de su continente. Es realmente interesante afrontar los problemas de los que tanto hablamos los occidentales -el tráfico de armas, la situación de la mujer, los niños soldado- desde la perspectiva de los que viven directamente estas situaciones: resulta muy desmitificador.

domingo, noviembre 04, 2007

¿Quo Vadis, Kitano?

Cuando, en el Festival de Venecia del 2003, se estrenó Zatoichi, nadie pareció especialmente sorprendido. "Una película que bebe de la tradición oriental", "una película perfectamente clasificable junto a Brother o Hana-bi", eran los comentarios. Cierto es que en Zatoichi, Takeshi Kitano había cambiado el emplazamiento de la película: en vez de tratarse de una lucha a muerte entre yakuzas, era un combate entre samurais. En mi opinión, Zatoichi es más conservadora que otras películas de acción de Kitano: no contiene tanta poesía como Hana-bi o Sonatine, sino que estaba más en el estilo llano y directo de Brother. Sin embargo, hay un par de elementos en esta película que no encajan del todo bien con las películas inmediatamente anteriores de su director: el humor absurdo, que aunque presente en El verano de Kikujiro, aquí tenía unas apariciones que rompían más con el estilo de la película; y muy especialmente el baile con el que acaba la película; ahí se rompe el desarrollo normal de un argumento para entrar en un juego surrealista, que recuerda a las apariciones de los actores para recibir el aplauso del público que se hace en el teatro.

Pero con su siguiente largometraje Takeshi Kitano sí iba a romper claramente con todo su cine anterior. Recuerdo que al entrar en la sala donde iba a proyectarse, alguien entre el público dijo en voz alta "¿ahora toca película violenta o poética?". Pues bien, ni uno, ni lo otro: ni Dolls, ni Brother. Takeshis' constituye una experiencia onírica, que apenas deja algún resquicio en el que el espectador pueda agarrarse para construir una línea argumental lógica: si tuviéramos que dar un símil, éste sería una película de David Lynch. La película empieza explicándonos la historia de Mr. Kitano, un proyecto de actor algo bobalicón que no deja de ser rechazado en todos los castings a los que va, y de Beat Takeshi, gran estrella del mundo del espectáculo; ambos personajes están interpretados por Takeshi Kitano. A partir del momento en que se encuentran, avanzamos dentro de lo que parece una ensoñación de Mr. Kitano, llena de referencias -algunas muy chistosas- a las películas anteriores de Takeshi Kitano: la espera en la playa de Sonatine, el hombre aparentemente inmune a las balas de Violent Cop... Takeshis' es una película extraña en una manera que sorprende mucho en un cineasta con los antecedentes del nipón.

La película que confirmaría la ruptura se llama Glory to the Filmmaker!, y es, a día de hoy, su última obra. El inicio resulta tremendamente esperanzador: Kitano explica los avatares de un director llamado "señor Kitano" en clave de humor, desquitándose un poco con la crítica, además de hacer unas parodias bastante divertidas de diferentes géneros: el subgénero de terror asiático, las películas de Ozu, las películas de ninjas... Una interesante reflexión sobre su propio carrera, a lo 8 1/2. Mas, a partir de ahí, el diluvio: la película se convierte en una comedia absurda que deja a Takeshi's Castle (Humor Amarillo) como un ejemplo de humor inteligente y racional. Glory to the filmmaker! constituye un ejemplo de comedia inmediata, que busca antes el golpe directo que una eventual supervivencia al paso del tiempo. Por eso no tiene nada que ver con una obra de autor, es decir, con lo que se espera de alguien de su prestigio.

¿Qué le ha ocurrido al "señor Kitano"? Su cine ha cambiado, eso es evidente. Pero no es una "evolución" o un periodo de su carrera artística al uso: más bien creo que el realizador nipón ha decidido, simple y llanamente, reírse de sí mismo, y de paso, del mundo del cine. Tampoco es el primero que decide apartarse de lo que se esperaba de él; a pesar de que la cinematografía sea el arte comercial por excelencia, aún así, el cineasta es un artista. Por ello es normal que un director decida romper con su obra anterior: Godard ya lo hizo en los 70.
Pero más allá de este aparentemente caprichoso giro en su carrera, hay un problema real en la dirección que había tomado el cine de Kitano. Su cine, o mejor dicho, las dos vertientes que conformaban el conjunto de sus creaciones, parecían sinceramente agotadas. Con las películas "líricas" (A scene at the sea, El verano de Kikujiro...) Takeshi Kitano había llegado a su techo; Dolls representa la máxima expresión de ese estilo poético personal que tanto ha encandilado a la crítica: ese camino ha llegado a su fin. Algo similar ocurre con sus películas de acción: Sonatine y Hana-bi fueron el culmen, uniendo al tono brutal de sus primeras películas la sensibilidad que Kitano ha venido desarrollando con el tiempo. Por ello Brother fue para muchos una vuelta de tuerca innecesaria, demasiado simple: un regreso a un cine sin complejos ni desviaciones intelectuales. Pero un artista no puede regresar al mismo terreno sin sentirse hastiado, ni hastiar.

Hay otro factor que, creo, habría que tener en cuenta al considerar las obras recientes del director japonés. Es una cuestión resbaladiza, en la que no entraría si no creyera que puede aportar algo importante al tema. Se trata de la vida personal de Kitano. Como es sabido, él intentó suicidarse en 1996, intento de suicidio que le dejó como secuela una parálisis facial parcial. Conocida en el mundo entero es la fuerte presión que se ejerce sobre los individuos en la sociedad nipona, y también la singularísima afición a la automuerte de los japoneses. Kitano, quizás, ha decidido romper con la angustia del no saber qué hacer de la forma más brutal posible: con lo irracional.

Takeshi Kitano, pues, se encontraba en una calle sin salida, que a la vez era una encrucijada de caminos infinitos: virar el rumbo a cualquier parte, mas no seguir adelante. Y ha elegido jugar, bromear, la diversión por la diversión, l'art pour l'art. Deseemos que encuentre otro filón artístico que nos haga disfrutar como ya lo ha conseguido. Un brindis por Takeshi Kitano.

sábado, noviembre 03, 2007

XII Mostra de Cinema Africà de Barcelona

El próximo jueves, 8 de noviembre, se inaugurará en los cines Casablanca-Gracia la Muestra de Cine Africano de Barcelona. La muestra, que se viene celebrando desde 1996, trae este año muchas novedades; entre ellas, hay que destacar los primeros frutos de la cooperación iniciada en 2005 con el cineasta senegalés Moussa Touré, que permite que este año podamos ver una sesión de breves documentales realizados por jovenes senegaleses, que han viajado hasta Barcelona para estar presentes en su proyección.

En cuanto a los largometrajes que podremos ver en la muestra de este año, nos encontramos con 6 films muy representativos de la producción actual del cine africano: entre ellos, las dos películas ganadoras de los festivales más prestigiosos del continente. Ezra, "Etalon de Yennega" (el primer premio) del último FESTACO, es una película nigeriana dirigida por Newton I. Aduaka que trata el sensible y siempre difícil tema de los niños soldado: la película llega a Barcelona después de haber llamado la atención en el festival de Sundance. En la Mostra también podremos ver la ganadora del festival bianual de cine de Cartago, Making off, cinta del consagrado director tunecino Nouri Bouzid que sigue el proceso de conversión de un islamista en clave de cine sobre cine. Completan el conjunto de largometrajes Bamako, reflexión política del también consagrado cineasta Abderrahmane Sissako que es uno de los pocos films africanos que ha sido distribuido en España en los últimos tiempos; Kinshasha Palace, un falso documental sobre la búsqueda de un hermano desaparecido; Andalucia, una coproducción franco-española ambientada en los suburbios parisienses y Barakat! una película argelina que trata el tema del integrismo y las diferencias generacionales.

Más allá de los 6 largometrajes comentados, la Mostra de este año también dará mucha importancia a los documentales, género que puede llamar poderosamente la atención del espectador al tratar temas sociales de un continente del que se tiene un conocimiento tan superficial como el africano. Además de los documentales de los jóvenes senegaleses, podremos ver Mo&me, Xalima y El Ejido, este último ganador del premio de Amnistia Internacional, y que como es obvio, nos toca muy de cerca. En cuanto al formato más breve, tendremos, por una parte, una pequeña selección de cortos premiados y por otra, las creaciones de jóvenes directores de Túnez. Incluso el mundo de la animación estará representado por la película L'arbre aux esprits, de Cilia Sawadogo.

La Mostra nunca ha dejado de homenajear a cineastas africanos con una importante carrera a sus espaldas: en esta edición podremos asistir a una retrospectiva de la carrera de Safi Faye, una de las pocas realizadoras africanas. También se proyectará Emitai, en recuerdo a su recientemente fallecido director, Ousmane Sembene.

lunes, octubre 29, 2007

Redacted

No me gusta el cine político. Siempre he creído que este tipo de películas se cubren de un halo de actualidad, que dificulta su valoración como obras de arte. Además, resulta complicado, casi imposible diría yo, hacer una película política sin que ésta se convierta en un intento del director de adoctrinar a su público. A esto hay que añadirle que el espectador no tiene porqué mantenerse neutral, y tiende a apreciar más las películas de su cuerda que las de la contraria. Para este problema sólo existe una solución: escapar de la política del día a día para entrar en el terreno de la metáfora. Manderlay es un buen ejemplo de película indirecta y tremendamente política, que, precisamente, trata sobre el mismo tema que la que nos ocupa hoy. El resto de cine político requiere años, o décadas, para ser valorado en su justa medida: hoy ya podemos afirmar que El acorazado Potemkin o El triunfo de la voluntad son obras maestras.

En cuanto a su película, Brian de Palma ha querido ir directamente al grano: Redacted constituye un derechazo directo a la mandíbula de la ocupación de Irak. Es, como todas las buenas películas políticas que -en mi opinión- se equivocan en el concepto, una película difícil de ver, torturosa, casi dolorosa. Los personajes son más bien arquetipos que auténticos seres humanos con una verdadera complejidad psicológica: otra ofrenda sacrificada al gran ídolo del Impacto sobre el Espectador. Me temo que esa es una de las definiciones de "película tramposa".

El argumento de Redacted es muy simple: un grupo de soldados americanos violan y asesinan a una adolescente iraquí, además de masacrar a toda su familia. Es básicamente el mismo argumento que De Palma ya había dirigido en Corazones de Hierro, película de 1989 ambientada en el Vietnam, y que en ambas ocasiones se basaba en un hecho real. A pesar del evidente parecido entre ambas, hay una diferencia vital, tratándose de cine político: mientras que Corazones de Hierro llegaba 15 años después del final del conflicto y cuando éste ya había sido visitado y revisitado por otros autores (Apocalypse now, Platoon, La chaqueta metálica...), Redacted se estrena cuando la guerra de Irak sigue en marcha y sin apenas ninguna película que haya intentado acercarse a ella. Desde luego, en cuanto a oportunidad supera en mucho a su antecesora.

Brian de Palma ganó el León de Plata al Mejor Director en Venecia.

Hay otro factor que tener en cuenta cuando visionamos Redacted: para aumentar la sensación de inmediatez, de estar ante algo que está ocurriendo ahora mismo, De Palma intenta utilizar diferentes fuentes de imágenes para montar la película: así, empezamos con el vídeo-diario de un soldado americano, para pasar a un documental francés ambientado con música clásica, y continuando con apariciones del omnímodo Youtube. Impacto emocional + Experimentación = Lars von Trier? No, amigos, no. A De Palma la experimentación le incomoda, y poco tarda en librarse de ella para volver al terreno donde se siente seguro: la narracción pura y dura.

Así, Redacted es una película no tan importante en el plano artístico, en el que tiene sus desmanes y suena a algo ya visto, como en el político: incomoda, y mucho, en Estados Unidos.

sábado, octubre 27, 2007

El amor, el amor

El amor, el amor

En un cine porno, unos jubilados cascados
Contemplaban, escépticos,
Los retozos mal filmados de dos lascivas parejas.
No había argumento.

He ahí, pensaba yo, el rostro del amor,
El auténtico rostro.
Algunos son seductores, y seducirán siempre,
Y el resto sobrevive.

No existe ni el destino ni la fidelidad,
Sólo cuerpos que se atraen.
Sin sentir ningún apego ni, desde luego, piedad,
Uno juega, y después destroza.

Algunos son seductores, y por lo tanto, muy amados,
Sabrán lo que es un orgasmo.
Pero hay tantos otros cansados y sin nada que ocultar,
Ni siquiera un fantasma;

Si acaso, una soledad agravada por la impúdica
Alegría de las mujeres.
Si acaso, una certeza: "Eso no es para mí",
Un oscuro y pequeño drama.

Con certeza morirán un poco desengañados,
Sin ilusiones poéticas.
Practicarán a conciencia el arte de despreciarse,
Será algo mecánico.

Me dirijo a todo aquel que nunca haya sido amado,
Que nunca supo gustar;
Me dirijo a los ausentes del sexo liberado,
Y del placer corriente.

No temáis, amigos, vuestra pérdida es mínima:
El amor no existe en ninguna parte.
Sólo es una broma cruel de la que vosotros sois víctimas,
Una jugada de experto.

Michel Houellebecq, Supervivencia.





Anna Karina recuerda mucho del rodaje en su aspecto visual, pero nada más. Tolmatchoff, por su parte, recuerda que Godard llevaba al cine a Anna y luego le enseñaba a él las entradas en cuyo reverso había escrito: "Anna, te amo." Pero al parecer el mensaje nunca fue entregado a la destinataria. En mitad del rodaje, Tolmatchoff invitó a todo el equipo a cenar en Lausana. El novio de Anna estaba a la cabecera de la mesa, con Godard a su izquierda y Anna a su derecha, mirándose ambos. Mediada la cena y con gran intercambio de miradas, Anna sintió que una mano tomaba la suya por debajo de la mesa y le ponía algo en la palma. Con su novio a su lado, no podía mirar qué era, y mucho antes de que lo hiciera, Godard se puso en pie y dijo que se iba. Apenas Godard se hubo marchado, Anna corrió a la habitación contigua, impaciente por ver qué le había dado. El trozo de papel decía "Te amo. Te espero en el Café de la Paix a medianoche." Pero su novio había corrido tras ella y le arrancó el papel de la mano:

"No irás."
"Sí, iré."
"No conoces a ese tipo."
"Pero le amo."

Regresaron al estudio juntos y Anna metió todas sus pertenencias en una maletita de cartón que la había acompañado desde Copenhague. El novio, llorando, se esforzaba en disuadirla, pero Anna estaba más que decidida. En el café, Godard aguardaba leyendo el periódico, Anna se sentó frente a él y esperó una eternidad hasta que bajó el periódico.

"Así que estás aquí. -Un golpe-. Pues vámonos."

Mientras caminaban, Godard hablaba de Mozart.

Colin MacCabe, Godard

domingo, octubre 21, 2007

Muere Juan Antonio Cebrián


Esta es una entrada que nunca quise poner, ni me imaginaba que pondría en este blog. Ha muerto un grande de las ondas, creador y presentador del único programa de radio del que soy un fiel seguidor, La Rosa de los Vientos. Juan Antonio Cebrián falleció ayer, sábado 20 de octubre, de un infarto. Más de 1500 programas, innumerables cambios de horario, e incluso alguna desaparición momentánea, y todo tiene que acabar así: qué mundo tan horrible.

Cuando oía aquello de "siempre se van los mejores", me lo tomaba como un tópico; pero me temo que voy a tener que cambiar de opinión. Descanse en paz.

jueves, octubre 18, 2007

Sukiyaki Western Django


Según el diccionario de la Real Academia, un spaghetti es una "pasta alimenticia de harina en forma de cilindros macizos, largos y delgados, más gruesos que los fideos". Aunque respeto mucho a los venerables académicos, para mí un spaghetti es otra cosa muy diferente: es Clint Eastwood disparando a la soga en la que van a colgar a Eli Wallach, es Lee van Cleef y Gian María Volonté enfrentándose en un duelo mientras suena un reloj de música, es Sergio Leone, Almería y la música de Ennio Morricone. El spaghetti western le dió una última vuelta de tuerca a un género que, como John Wayne en El hombre que mató a Liberty Valance, ya estaba muerto pero vivía en el recuerdo.

Estaba escrito que un género tan posmoderno, referencial y metacinematográfico como el spaghetti iba a ser homenajeado por alguno de los nuevos freaks que circulan por la escena cinematográfica internacional: Quentin Tarantino, o Takashi Miike o... ambos. Porque Sukiyaki Western Django es, antetodo, un homenaje y una diversión: toma un argumento muy parecido al de Por un puñado de dólares -que es el mismo de Yojimbo- para acabar haciendo un chiste sobre Django. Desde el inicio de la proyección todo tiene un tono paródico, desde la aparación de Tarantino nada más empezar, hasta la escenografía, excelente (SWD se llevó los premios a mejor diseño de producción y mejor fotografía en Sitges), pasando por el vestuario de los personajes, mitad samurai, mitad cowboy. El tono de la película es muy similar al de un comic, lo que constituye uno de los muchos parecidos que tiene con el primer volumen de Kill Bill: en SWD también se juega con la relación maestro-alumna y también nos presenta, de una forma tan aparatosa como la película de Tarantino, a una asesina legendaria.

Sukiyaki Western Django es cine sin pretensiones intelectuales; un juego que encantará a aquellos que estén dispuestos a divertirse con una historia de cowboys japoneses armados con un revólver y una katana. Y es que... ¿quién no ha pensado en quién ganaría en un combate entre Toshiro Mifune y Clint Eastwood? Vale, cualquier persona normal jamás pensaría en esas chorradas. Pero el cine de hoy, cercado por la televisión y la publicidad, tiene la obligación de no ser normal, de hablar de sí mismo porque, como decía Godard, "Desde casi siempre, la vida del mejor cine consiste en juguetear con el mito".

En definitiva, imprescindible para los que disfrutan (disfrutamos) con las películas de Sergio Leone.

El Ángel de la Historia


"Hay un cuadro de Klee titulado Angelus Novus. En él se ve a un ángel que tiene aspecto de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desencajados, la boca abierta y las alas extendidas. Tal debe ser el aspecto que presente el Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una secuencia de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que acumula sin cesar ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. El Ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero una tempestad desciende desde el Paraíso, arremolina en sus alas y el Ángel no puede plegarlas de nuevo. Esta tempestad lo arrastra inevitablemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas, frente a él, sube al cielo. Tal tempestad es lo que llamamos Progreso."

Walter Benjamin, Tesis sobre la Filosofía de la Historia.

martes, octubre 16, 2007

La habitación de Fermat


Al observar el cartel promocional de La habitación de Fermat, uno ya sabe a qué atenerse: Alejo Sauras (el amigo tonto de Los Serrano), Santi Millán ("yo no podía faltar en una película de matemáticos", dicho por él mismo), Elena Ballesteros (la protagonista de La Familia Mata) y Lluís Homar. Un reparto lleno de caras conocidas, pero conocidas por su participación en la pequeña pantalla; ninguno de ellos parece un Pacino en potencia, que digamos. Y, efectivamente, la interpretación es francamente mala, hasta el extremo que Santi Millán gana a sus compañeros por goleada: la Ballesteros no expresa nada, Homar parece creer que interpreta al padre de Hamlet, y Alejo Sauras, simplemente, no es actor.

Pero no sólo la interpretación naufraga en La habitación de Fermat. Es esta una película cuyo pilar lógico debería ser el guión: cuatro matemáticos se ven obligados a resolver enigmas; si tardan más de un minuto, la habitación empezará a encogerse, hasta, eventualmente, aplastarles. A primera vista parece un planteamiento muy interesante, y probablemente lo es, pero la película se hace demasiado larga, ya que la relación entre los personajes, que debería ser la extensión natural de este planteamiento inicial, no logra despertar ningún interés en el espectador, en parte lastrada por las interpretaciones. Además, la dirección, realizada por Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña, resulta bastante caótica, especialmente a medida que la habitación va reduciéndose. Aún así, hay un plano que sobresale entre el resto, y me pareció bastante meritorio: se trata del plano cenital sobre el coche que se aproxima al abismo, ya cerca del final de la película. Para que veáis que no sólo le saco defectos.

¿Por qué una idea con tanto potencial ha culminado en un resultado tan pobre? Me temo que se trata de una especie de endogamia: los directores y guionistas del proyecto, Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña, son habituales de la televisión (dirigen, escriben y presentan Nada x aquí, el programa de magia de Cuatro), igual que la mayor parte del reparto. Quizás falte una mano con más experiencia en el mundo del séptimo arte... aunque a Bayona no le ha ido nada mal.

domingo, octubre 14, 2007

Dainipponjin, de Hitoshi Matsumoto


Para el espectador que entra en la sala sin haber leído la sinopsis, el inicio de Dainipponjin resulta extremadamente desconcertante. En tono documental, la película nos muestra una entrevista a un japonés, que, la verdad sea dicha, parece que le falte un hervor. A este hecho aparentemente intrascendente, se le une unas preguntas un tanto confusas: ¿Le gustan los fideos instantáneos? Sí, porque crecen.
Nada tiene mucho sentido, aunque sí mucha gracia, hasta que ya transcurrida la primera media hora del film, el protagonista recibe una llamada telefónica que le anuncia que tiene que ir a trabajar. La cámara sigue el recorrido del protagonista hasta una central eléctrica donde el documentalista no puede seguir grabando; minutos después, vemos como el japonés con aspecto de vagabundo se convierte en un gigante semidesnudo armado con un palo dispuesto a detener a las fuerzas del mal.

Jo, qué frikada.

Eliminada ya la sorpresa inicial, el falso documental, por llamarlo de alguna manera, continúa jugando con las evidentes posibilidades humorísticas que suponer tener a un superhéroe en el mundo real: un buen montón de gags y situaciones ridículas muy divertidas. Aún así, entre las risas la película tiene cierto tono melancólico, descubriéndonos el olvido de las tradiciones japonesas que viene acentuándose aún más desde la liberalización que inició Koizumi. La época dorada de los superhéroes gigantes fue hace ya 70 años, y nuestro protagonista se ha convertido en el último de ellos: despreciado por la mayoría de la sociedad, su programa de televisión apartado al late night y abandonado por su mujer que no le deja ver a su hija. Sólo logra recuperar algo de notoriedad cuando es humillado por uno de sus enemigos -es decir, cuando se convierte en telebasura- y, al final, los que derrotan al enemigo que el superhéroe japonés es incapaz de vencer son, por supuesto, héroes americanos. Bye, bye, old Japan.

miércoles, septiembre 26, 2007

Pickpocket, de Robert Bresson


Hablemos de Bresson. Robert Bresson (1901-1999) fue uno de los ídolos de los cineastas de la Nouvelle Vague: sentencias de su Notas sobre el cinematógrafo pueden encontrarse en las películas de Godard. Su estilo, extremadamente identificable, pretendía diferenciar definitivamente el lenguaje cinematográfico del teatral; hoy la diferencia entre ambos nos resulta obvia, pero en la época clásica no lo era, ni mucho menos. Aún no había llegado Al final de la escapada para hacer nacer al cine moderno con su cámara al hombro y su música demencial. Pero el camino que eligió Bresson fue muy diferente a esa revolución permanente a lo Trotski que constituye la carrera de Jean-Luc Godard.

El objetivo reconocido de Bresson es reflejar la realidad, lo que por cierto le convierte en heredero de una larga tradición artística francesa. Sin embargo, esto no significaba captarla directamente con la cámara, sino refinarla para lograr una mejor percepción de la auténtica realidad, del noúmeno kantiano. Así, dos características sobresalen por encima de las demás en el cine bressoniano: la voz en off del protagonista del film, que nos relata la película, y la extremada meticulosidad con la que se nos muestran ciertos actos que en otras obras son dados por supuestos: en el caso de Pickpocket, el robo de una cartera.

Pickpocket nace con una grave tara: es la obra que sigue a Un condenado a muerte se ha escapado, indiscutible genialidad, y por lo tanto está condenada a la odiosa comparación. Y no sale victoriosa. El motivo principal, a mi entender, es que Un condenado... permite utilizar al máximo la principal virtud de su creador: la filmación de actividades a primera vista banales (hacer un agujero en una puerta de madera, utilizar un improvisado gancho, o como ya he dicho antes, robar una cartera). Bresson logra otorgar una estatura épica a estos hechos: jamás ningún cineasta ha dado trato semejante a las manos.

Sin embargo, Pickpocket oculta ciertas virtudes que no tiene su predecesora, y que no puedo dejar de comentar. Es evidente que Bresson advirtió que la voz en off con la que relata la película le llevaba a un arte diferente al cine y al teatro: la literatura. Podía utilizar ese elemento para añadir cierto sentimiento, cierta angustia existencial a su obra; y si algún escritor ha logrado angustiar a través de la reflexión y la autonarración ese es Dostoievski. Por ello, Bresson basa de una manera muy directa el guión de Pickpocket en la que está considerada como la obra maestra del ruso, Crimen y castigo (aunque yo no estoy de acuerdo, pero ese es otro tema). Michel, el protagonista de Pickpocket, igual que el Raskolnikov dostoievskiano, ha concebido una teoría sobre los hombres superiores que, como consecuencia lógica, le lleva a delinquir: ambos sufren un calvario que, finalmente, les llevará a ser atrapados por la policia y, a la vez, redimidos por una mujer. Aún reconociendo el tino de Bresson al aprovechar uno de los principales rasgos de su cine para acercarse a la literatura, hay que advertir que no logra mantener importantísimos aspectos de la novela: la tortura de Raskolnikov, principal hilo de Crimen y castigo, apenas tiene reflejo en Michel. Es posible que Bresson considerara que no era posible trasladarla al cine, porque ni siquiera parece intentarlo. Sin embargo, hay otro error que a mi entender es más fatal aún: y es que el París de Bresson es infinitamente más luminoso que el San Petersburgo dostoievskiano, y por ello, el salto final que hace el protagonista hacia la salvación, parece menos profundo.

martes, septiembre 11, 2007

Quiero esta camiseta




Aunque esta tampoco está nada mal...



Pero definitivamente, mi diseño favorito es este:



También pueden ustedes equipar a su niño como a un auténtico conservador:

*En Estados Unidos por liberal entienden lo que aquí es un "progre".


*Roe vs Wade es la sentencia que legalizó el aborto en todos los estados. No me extraña que no hayan encontrado modelo para esa camiseta.

¡Y para perros!


Por supuesto, supongo que estaréis deseando saber donde podéis comprar una, o varias de estas camisetas. La página se llama ThoseShirts.

domingo, septiembre 09, 2007

La Revolución Conservadora (IV): El líder

Ronald Wilson Reagan nació el 6 de febrero de 1911 en Tampico (Illinois) en el piso que había encima del banco local (qué cosas tiene el destino). De pequeño su padre le llamaba Dutch (holandés) por su aspecto. Reagan fue al Eureka College donde se graduó en económicas y sociología. Acabados sus estudios, Reagan trabajó en la radio para, tras una prueba, firmar un contrato de 7 años con la Warner Brothers. Reagan apareció en muchas películas entre las que destraca Knute Rockne, All American, en la que interpreta a George "The Gipper" Gipp; el sobrenombre "The Gipper" le acompañaría toda la vida. A propósito de la carrera cinematográfica de Reagan, el forero Joe Kopicki me ha recomendado The Hasty Heart como la mejor película en la que aparece RR.

Reagan en sus años mozos.

Ya durante su carrera interpretativa, Reagan se inmiscuyó en asuntos políticos: presidió el sindicato de actores del 47 al 52, y, posteriormente, en el 59. Eeran años difíciles para Hollywood con el Comité de Actividades Antiamericanas al acecho. Curiosamente, en esta época Reagan tenía simpatias demócratas; quizás no tenga nada de curioso, y debamos incluir a Reagan en esa masa de trabajadores blancos que se pasaron a los republicanos durante los 60 y 70. Uno de los principales baluartes del GOP, el anticomunismo, le llevó a apoyar las candidaturas de Eisenhower y Nixon; pero cuando los demócratas regreasaron a la Casa Blanca después de ocho años de la mano de JFK, Reagan decidió pasarse oficialmente al partido del elefante.

Ahora regresaremos al origen de nuestra historia: Barry Goldwater. Reagan empezó a destacar en la campaña presidencial republicana del 64. Aquí nuestro héroe ya expresó las líneas básicas de su ideario: "Los Padres fundadores sabían que un gobierno no puede controlar la economía sin controlar a la gente. Y sabían que cuando un gobierno se decide a ahcer eso, tiene que usar la fuerza y la coerción para lograrlo. Así que ha llegado el momento de elegir". Así, Reagan atrajo la atención de los republicanos de California, y fue elegido para ser el candidato republicano para Gobernador de California. En la elección, derrotó al Gobernador demócrata que se presentaba a la reelección, Pat Brown, que cuatro años antes, en 1962, había derrotado a Richard Nixon. Era particularmente sorpredente que un actor sin experiencia política lograra derrotar a un exitoso Gobernador; el carisma de RR empezaba a hacer milagros.

Reagan ocupó el cargo del 67 al 75, durante los que actuó como un republicano conservador: se declaró pro-pena de muerte, pro-vida (aunque al inicio de su mandato firmara el "Acta de Aborto Terapéutico" según él, por falta de experiencia) y erradicó de forma violenta los disturbios en la Universidad de Berkeley: si había algo que el "americano medio" odiaba tanto como la guerra del Vietnam, eran los manifestantes contra la guerra del Vietnam.

Antes de lograr la candidatura republicana de 1980, Reagan había perdido ampliamente la de 1968 y de manera muy ajustada (1187 delegados contra 1070) la de 1976. Ya con el apoyo de su partido, Reagan debía derrotar al Presidente Carter, y, a pesar de que este era bastante impopular, un Presidente siempre es un Presidente: muchos han logrado mantener el Despacho Oval de manera sorprendente (Truman, y más recientemente, W. Bush). Sin embargo, Roosevelt superó los pronósticos de los más optimistas: obtuvo el 50,7% de los votos y 44 estados (489 delegados) por el 41% y 6 estados (49 delegados) de Carter, la mayor victoria obtenida jamás contra un Presidente. Además, los republicanos lograron hacerse con el Senado por primera vez desde 1952. Buena parte de la victoria se la puede basar en el particular carácter de RR: su increíble confianza en sí mismo castigaba una y otra vez al pobre Jimmy Carter: declaraciones como "Me han dicho que no utilice la palabra depresión. Bueno, os diré la definición. Recesión es cuando tu vecino pierde su trabajo; depresión es cuando tu pierdes el tuyo. Recuperación es cuando Jimmy Carter pierde el suyo!" o "¿Estás mejor ahora de lo que estabas hace 4 años?" nos dan una idea bastante clara del rol que adoptó Reagan: algo bastante importante, ya que este es el modelo de "Presidente ideal" que la Revolución Conservadora iba a asumir a partir de aquel momento. El mismo George W. Bush está construido a partir de ese modelo. Para entendernos, la idea sería ganar en aquello de "¿con qué personaje famoso te tomarías unas cañas?": resultar simpático y cercano.

Reagan loves America.

Muchas actuaciones de la presidencia de Reagan fueron liberales (recorte de los impuestos, oposición al comunismo) pero, sin embargo, hay quien olvida que, a diferencia de Europa, en EEUU no existe una tradición pre-capitalista y por ello es normal que un conservador norteamericano sea tan antiliberal socialmente como liberal económicamente: y para demostrar esto no tenemos más que recordar la diatriba moralista de Reagan o su guerra contra las drogas: rasgos que comparten todos los republicanos, salvo algunas honrosas excepciones (Ron Paul). Durante su presidencia la economía se recuperó moderadamente, lo que representó un gran alivio después del via crucis económico que fueron los años 70; las famosas Reagonomics lograron parar el azote de la inflación, pero no llevaron a una década dorada como los 60 o los 90.

En el año 1984 Reagan logró la reelección con la segunda mayor victoria en delegados del siglo XX (la mayor fue la de Roosevelt en el 36; no es un mal compañero de viaje). Mondale, el candidato demócrata, sólo logró ganar en su estado natal de Minnesota y en el Distrito de Columbia. Reagan había vuelto a arrasar con su carisma a su rival; cuando en un debate se le preguntaba si la edad podía suponer un problema para el presidente (Reagan en 1984 ya era el Presidente más mayor que jamás hubiera ocupado el cargo) respondía: "No pienso hablar de la edad en esta campaña. No voy a explotar, por motivos políticos, la juventud e inexperiencia de mi rival". Toma.

Reagan se ha convertido en el símbolo de la Revolución Conservadora, o Reagan Revolution. A propósito, si queréis comprar la camiseta, podéis hacerlo aquí.

Pero si por algo va a ser recordado Ronald Reagan es porque durante su presidencia se produjeron los cambios que acabaron llevando a la caída de la URSS. Aquí Reagan hizo un papel similar al de Nixon con China: igual que sólo un anticomunista tan acérrimo como Nixon podía pactar con Mao sin que nadie protestara, otro presidente que había llamado a la URSS "Evil Empire" debía ser el que se pusiera al lado del líder soviético Gorbachov, en el momento en que este iniciaba la apertura del sistema. Y yo opino que el apoyo de RR fue vital para Gorbachov, tanto a nivel personal como global: los ataques internos que recibía el último Secretario General del PCUS eran aliviados por las buenas relaciones con el otro bloque.

Así, cuando Reagan abandonó la presidencia en enero del 88, varias cosas habían cambiado en el movimiento conservador: por una parte, habían logrado consolidar su dominio ideológico sobre el país; incluso los políticos demócratas debían utilizar el lenguaje republicano para comunicarse con el electorado. Pero también había desaparecido la principal amenaza en la política exterior de los Estados Unidos, que había sido uno de los principales motivos para la unificación de movimientos tan dispares en uno solo: la URSS ya no era un enemigo, y en breve desaparecería definitivamente. ¿Qué haría el nuevo Presidente republicano, George H.W. Bush?

Reagan junto a Bush, su vicepresidente y sucesor.

sábado, septiembre 01, 2007

Vila-matas y yo

Novedades literarias

No suelo comentar los libros que acaban de aparecer en las librerías, pero en un lapso muy corto de tiempo han aparecido tres pequeñas maravillas, y me veo incapaz de no mencionarlas:

·Supervivencia, de Michel Houellebecq. Como reza la banda roja que envuelve el libro, se trata de "¡Lo que faltaba de Houellebecq!". Al fin podemos disfrutar de una traducción de los tres libros de poesía que aún no habían sido publicados: Sobrevivir, El sentido del combate y La búsqueda de la felicidad. Acuarela Libros, la misma editorial que publicó ya hace seis años el único poemario traducido al castellano hasta la llegada de Supervivencia, Renacimiento, ha decidido editar los tres libros en un sólo volumen. Por lo que he podido hojear, estos poemas prometen más que los de Renacimiento, que me dejó un tanto frío. Sea como sea, un obligatorio para la familia houellebecquiana.

·Cuentos contados dos veces, de Nathaniel Hawthorne. Hace varios meses me recorrí las librerías de Barcelona en busca de los cuentos de un autor que me había recomendado la máxima eminencia en el mundo del relato breve: Jorge Luis Borges. Buscaba los Twice-told tales, principal recopilación de cuentos de uno de los principales fundadores de la literatura norteamericana: Nathaniel Hawthorne, a quien Melville dedicó Moby Dick. Pero no los encontré: era lo normal, pues no habían sido editados todavía en castellano; en la librería de idiomas tampoco lo tenían, así que me acabé conformando con Wakefield y otros relatos, un volumen que reunía diez cuentos. Pero este mes de septiembre, Acantilado publica ¡al fin! los Twice-told tales. El mejor recopilatorio de uno de los mejores autores de cuentos que conozco.

·Exploradores del abismo, de Enrique Vila-matas. El pasado Sant Jordi, cuando me acerqué al stand donde firmaba Vila-matas -a propósito me hice una foto con él, ya la colgaré luego-, a propósito de la aparición de un libro con artículos dedicados al genial escritor barcelonés, pude leer que en su siguiente libro Vila-matas pretendía hacer la que, según él, sería "su obra más vila-matiana". Por lo que daba a entender el autor, parece que concibe el "vila-matianismo" como alejarse de las constantes referencias a otras obras y autores literarias que, para mí, conforman el principal rasgo de su narrativa. Pero Vila-matas es mucho Vila-matas, y habrá que leerle.

lunes, agosto 20, 2007

Prólogo a La miseria del historicismo

Con el fin de informar al lector de estos resultados más recientes me propongo dar aquí, en unas pocas palabras, un bosquejo de la refutación del historicismo. El argumento se puede resumir en cinco proposiciones, como sigue:

1. El curso de la historia humana está fuertemente influido por el crecimiento de los conocimientos humanos. (La verdad de esta premisa tiene que ser admitida aún por los que ven nuestras ideas, incluidas nuestras ideas científicas, como el subproducto de un desarrollo material de cualquier clase que sea).

2. No podemos predecir, por métodos racionales o científicos el crecimiento futuro de nuestros conocimientos científicos. (Esta aserción puede ser probada lógicamente por consideraciones esbozadas más abajo).

3. No podemos por tanto predecir el curso futuro de la historia humana.

4. Esto significa que hemos de rechazar la posibilidad de una historia teórica; es decir, de una ciencia histórica y social de la misma naturaleza que la física teórica. No puede haber una teórica científica del desarrollo histórico que sirva de base para la predicción histórica.

5. La meta fundamental de los métodos historicistas (véanse las secciones 11 y 16 de este libro), está, por lo tanto, mal concebida; y el historicismo cae por su base.

El argumento no refuta, claro está, la posiblidad de toda clase de predicción social; por el contrario, es perfectamente compatible con la posibilidad de poner a prueba teorías sociológicas -por ejemplo teorías económicas- por medio de una predicción de que ciertos sucesos tendrán lugar bajo ciertas condiciones. Sólo refuta la posibilidad de predecir sucesos históricos en tanto que puedan ser influidos por el crecimiento de nuestros conocimientos.

El paso decisivo en este argumento es la proposición (2) creo que es convincente en si misma: si hay en realidad un crecimiento de los conocimientos humanos, no podemos anticipar hoy lo que sabremos sólo mañana. Esto, creo, es un razonamiento sólido, pero no equivale a una prueba lógica de la proposición. La prueba de (2) que he dado en las publicaciones mencionadas es complicada, y no me sorprendería de que se pudieran encontrar pruebas más simples. Mi prueba consiste en mostrar que ningún predictor científico -ya sea hombre o máquina- tiene la posibilidad de predecir por métodos científicos los propios resultados futuros. El intento de hacerlo sólo puede conseguir su resultado después de que el hecho haya tenido lugar, cuando ya es demasiado tarde para una predicción; pueden conseguir su resultado sólo después que la predicción se haya convertido en una retrodicción.

En este fragmento del prólogo del libro La miseria del historicismo, Popper resume la obra -en realidad, después de leer esto, poco queda que añadir-, y también su estilo: sobrio y formal como el método científico que promulgaba.

viernes, julio 27, 2007

El túnel, de Ernesto Sábato


No conozco demasiado la obra de Ernesto Sábato. Bueno, lo de "no conozco demasiado" es un decir: la realidad es que no la conozco en absoluto. Sé -por el prólogo- que Sábato pertenece a la llamada "generación intermedia" de la literatura argentina, intermedia porque está entre dos aguas: la del grupo de Florida (en una palabra: Borges) y el grupo de Boedo, que, según el prologuista, apoyaba la "literatura social". Así, Sábato intenta hacer una literatura culta y moderna, como la de Florida, pero que a la vez no sea ajena a los problemas de la sociedad, y si tenemos que guiarnos por la novela que nos ocupa, a los problemas del hombre en particular.

El túnel es, según mi opinión, una novela muy influenciada por la literatura rusa. En este sentido querría señalar dos rasgos: en primer lugar, el psicologismo autoflagelador de Dostoievski ; en ocasiones me ha recordado a mi novela favorita del maestro de Petersburgo: Memorias del subsuelo. Para Juan Pablo Castel, igual que para el "funcionario" de la novela de Dostoievski, la redención es imposible: a ambos se les presenta una oportunidad en forma de mujer (María para Castel, Lisa para el funcionario), pero ambos la desechan de una forma absurda y cruel: a diferencia de lo que nos mostró Sartre en A puerta cerrada, el infierno es uno mismo.

Pero he dicho que existe otro autor que influye claramente a Sábato en esta novela: se trata del gigante de la literatura, el coloso, el mejor discípulo de Homero: Liev Nikolayevich Tolstoi. Pero no voy a invocar ahora a las grandes -en todos los sentidos- obras del de Yasyana Polyana: no es a ese Tolstoi al que me refiero. Sábato le debe al autor de Guerra y Paz y Anna Karénina no el estilo y la magnificencia de estas últimas, sino la sordidez y malignidad de algunas de sus novelas cortas: pienso en La muerte de Iván Ilich y, muy especialmente, en La sonata a Kreutzer. Resulta evidente que los celos enfermizos, consumidores que empujan a Castel al asesinato de María son igual de retorcidos y aparentemente "lógicos" que los que provocan que el protagonista de La sonata apuñale (igual que en El túnel) a su esposa.

Siendo Tolstoi y Dostoievski dos autores bastante opuestos -Steiner le dedicó un largo ensayo a esta oposición-, podemos afirmar que en las obras menores de Tolstoi, éste se acerca bastante a la perversidad nerviosa que identifica a muchos personajes de Dostoievski*. Y es justo en este terreno común donde se instala Sábato.

Podría seguir comparando a El túnel con otras obras, otros autores: por ejemplo, resulta evidente que hay ciertas técnicas, cierto estilo que recuerda a la novela policiaca, que tanto gustaba a Borges. Pero me estoy alargando, y para que negarlo, no soy yo el más indicado para hablar sobre novela negra.

Ya para acabar, la conclusión: el libro me ha gustado. Tanto como una novela muy mediocre de Dostoievski. Que no es poco. En mi opinión, a la novela la fastidian un intermedio de celos bastante vulgares: afortunadamente, al tratarse de una novela de apenas cien páginas, no es mucho lo que hay que soportar. Y lo mejor, sin duda, son los momentos más puramente dostoievskianos. El inicio, con Castel barajando la infinita cantidad de posibles encuentros con María, y el final, con un Castel convencido de la imposibilidad del amor -de cualquier tipo de amor-. Quizás Castel, cuando se autocompadece, resulte algo más lúcido que los alucinados personajes del maestro ruso, que tienden a la locura momentánea con una facilidad pasmosa.

*: Tolstoi, hablando sobre Dostoievski con Gorki (es posible que fuera con Chéjov, no recuerdo exactamente), comentó que al autor de Los hermanos Karamazov le habría convenido aprender las enseñanzas del budismo: "le habrían tranquilizado". ¿Pero acaso tiene derecho a decir semejante cosa alguien que ha firmado La muerte de Iván Ilich? ¿Cómo integramos en las enseñanzas de Siddharta esa misoginia tan oscura de la que hacía gala Tolstoi?

lunes, mayo 21, 2007

Sway (Yureru) de Miwa Nishikawa

El excelso Crónida, que amontona las nubes, me dió la oportunidad de ver una película íntimamente relacionada con el tema de El baile de los solteros; por ello esta crítica no será como las habituales, sino que me centraré en los aspectos que enlazan con la obra de Bourdieu. La película es Sway, de Miwa Nishikawa. En ella se nos relata la relación entre Takeru, el hermano menor (segundón), que emigró a Tokyo para trabajar como fotógrafo de moda, y Minoru, el primogénito que sigue viviendo en el pueblo a cargo de la gasolinera del padre. El conflicto lo provoca Chieko -interpretada por la preciosa actriz Yoko Maki- que, aunque es percibida por la familia como la "futura" de Minoru -a pesar de que no existe nada entre ellos-, se acuesta con Takeru cuando éste regresa al pueblo para asistir al funeral de su madre. Al día siguiente, Chieko muere, quizás asesinada por Minoru.

Minoru (Teruyuki Kagawa) y Takeru (Jô Odagiri)

A partir de ahí la película se pasa al subgénero judicial, con flashbacks bastante tramposos. Aún así, hay escenas muy interesantes: poco antes de morir, Chieko le dice a Minoru que su hermano menor piensa sacarla de allí y llevarla a Tokyo -lo que por cierto, es falso-, haciendo evidente el profundo asco que siente hacia la vida rural en general y Minoru en particular. Es chocante el contraste que se nos muestra entre la capacidad seductora de Minoru, que ha sido incapaz de acercarse a Chieko aunque hace años que está enamorado de ella, y Takeru, que, utilizando una expresión común, es besar y llegar el santo -y eso que tiene novia-.

Chieko (Yoko Maki)

Antes de acabar, querría hacer una breve reflexión sobre una escena: en ella, Minoru le comenta a su hermano: "tu vida es como la de las revistas". Y ciertamente, la vida de Takeru es como la de las revistas, pero no es menos cierto que si le damos la vuelta, las revistas reflejan -e idealizan- la vida de las personas como Takeru, los sofisticados artistas urbanos: artistas no como los de tiempos ulteriores; artistas útiles, con un sueldo fijo, porque no olvidemos que la utilidad es el valor máximo de la burguesía. Esta existencia se contrapone a la vida rural de Minoru.

Miwa Nishikawa

Más allá de las reflexiones bourdieuanas que la película me ha suscitado, debo decir que la fotografía es sumamente bella -algo afortunadamente habitual en las películas orientales- y que personalmente esperaré las próximas obras de Miwa Nishikawa. Si me interesan de la misma manera que Sway, no habré perdido el tiempo.

Chomsky y Pol Pot


Navegando por la red de redes, así, un poco al tun-tun, leí una acusación contra Chomsky -no necesita presentación- que me pareció especialmente terrible: en esencia era que durante los años 70, había dado su apoyo a los Jemeres Rojos, responsables de una de las matanzas más terribles de la historia; el genocidio camboyano. A diferencia de la acusación relativa a su negación del Holocausto -de la que quizá hable otro día- ésta parecía tener más base: no se acusaba a Chosmky de haber apoyado a un negacionista, sino de serlo él mismo. Además, la mayoría de detractores del semiólogo, aunque no daban fuente alguna, parecían referirse al mismo texto, puesto que todos hablaban de una comparación entre la Francia liberada y la Camboya de los Jemeres Rojos.

Después de estar a un rato indagando de link en link, y con la ayuda de San Google mediante, al final encontré el artículo al cual se referían las críticas contra Chomsky: Distortions at Fourth Hand, publicado el 25 de junio de 1977, en la revista The Nation. La idea básica del artículo es que el trato que los medios daban a la Camboya post-revolucionaria era excesivamente duro, y a su juicio, bastante propagandístico. Chomsky ataca las fuentes de diferentes artículos y libros que denuncian el genocidio de Pol Pot; incluso arremete contra Camboya year zero, obra del padre Ponchaud, que con el tiempo se ha convertido en canónica sobre este conflicto, aunque eso sí, también afirma que se trata de un buen libro -¿quizás porque Ponchaud también era izquierdista, llegando a pedir a Amnistia Internacional que, además de Pol Pot, también fueran juzgados Nixon, Kissinger y Carter?- En contraposición a estas obras supuestamente parciales o basadas en información poco fiable, Chomsky presenta el libro Cambodia: Starvation and Revolution, de George C. Hildebrand y Gareth Porter, en el que, según el semiólogo:

The response to the three books under review nicely illustrates this selection process. Hildebrand and Porter present a carefully documented study of the destructive American impact on Cambodia and the success of the Cambodian revolutionaries in overcoming it, giving a very favorable picture of their programs and policies, based on a wide range of sources.

[...]

Before looking more closely at Ponchaud's book and its press treatment, we would like to point out that apart from Hildebrand and Porter there are many other sources on recent events in Cambodia that have not been brought to the attention of the American reading public. Space limitations preclude a comprehensive review, but such journals as the Far Eastern Economic Review, the London Economist, the Melbourne Journal of Politics, and others elsewhere, have provided analyses by highly qualified specialists who have studied the full range of evidence available, and who concluded that executions have numbered at most in the thousands; that these were localized in areas of limited Khmer Rouge influence and unusual peasant discontent, where brutal revenge killings were aggravated by the threat of starvation resulting from the American destruction and killing. These reports also emphasize both the extraordinary brutality on both sides during the civil war (provoked by the American attack) and repeated discoveries that massacre reports were false.

Antes de dar por acabado este comentario, querría citar un fragmento al que antes he aludido. Me refiero a la supuesta comparación entre la Francia liberada y la Camboya de los Jemeres Rojos:

If, indeed, postwar Cambodia is, as he believes, similar to Nazi Germany, then his comment is perhaps just, though we may add that he has produced no evidence to support this judgement. But if postwar Cambodia is more similar to France after liberation, where many thousands of people were massacred within a few months under far less rigorous conditions than those left by the American war, then perhaps a rather different judgement is in order. That the latter conclusion may be more nearly correct is suggested by the analyses mentioned earlier.

Como podemos ver, Chomsky no hace una comparación directa, sino que antepone un "si". No obstante, a pesar de eso, al lector de hoy le resulta aberrante el comentario, aunque es muy probable que Chomsky no dispusiera cuando escribrió el artículo de la misma información que tenemos a día de hoy.

domingo, mayo 20, 2007

El baile de los solteros, de Pierre Bourdieu


Últimamente he tenido la oportunidad de leer una obra cuyo título y autor me atraían especialmente: El baile de los solteros, del sociólogo francés fallecido en 2002 Pierre Bourdieu. El libro me ha parecido sumamente revelador de las curiosas consecuencias que tiene la libertad individual directa propugnada por nuestra sociedad sobre la composición de ésta misma, es decir, en el común de los propios individuos. A la luz de esta obra, me gustaría hacer un pequeño análisis de dos creaciones artísticas, en principio muy distintas: la reciente película japonesa Sway (Yureru) de la directora Miwa Hishikawa -autoproclamada discípula de Kore-eda- y una pieza clave del teatro clásico español, El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín, estrenada en 1806.

En este artículo empezaré haciendo un breve resumen y algun comentario sobre la obra de Bourdieu. Ésta se compone de tres artículos, de los años 1962, 1972 y 1989, respectivamente, en los que el sociólogo francés estudia el mismo fenómeno: el aumento del porcentaje de solteros entre el campesinado de las zonas rurales del sur de Francia (en particular en el Bearne, cerca de Pou, no muy lejos de la población natal de Bourdieu). En el artículo se demuestra que la soltería, que en aquel ambiente suele implicar el celibato -de hecho el autor utiliza ambos términos indistintamente-, ha aumentado especialmente entre los varones, sobretodo en los primogénitos. ¿Por qué son precisamente los privilegiados por el sistema rural los principales afectados por esta situación?

Y aquí viene el mensaje izquierdista de esta obra de Bourdieu: los primogénitos son los más perjudicados, paradójicamente, por ser los privilegiados, y con ello el pilar básico, de un sistema social que no existe ya, pero sin embargo, tampoco pueden abandonar. Los restos de este antiguo sistema son despreciados y humillados por el grueso de la sociedad, que vive ya en un orden neoburgués. Así, en la cultura moderna se identifica al campesino con un individuo grosero, torpe, de aspecto grotesco y un nivel educativo que apenas alcanza la alfabetización. A esto debe unirse el ataque contra las mismas formas de vida rurales a las que se contraponen los sofisticados valores urbanos. Así, es normal que tanto las hembras como los varones segundones emigren, a la primera oportunidad, al pueblo o a la ciudad, ya no sólo en busca de una mejora en su calidad de vida, sino deseando integrarse en un sistema social que perciben como superior. El celibato de los primogénitos acarrea la desaparición, a medio plazo, de la agricultura familiar, por la radical y simple desaparición de herederos directos: así, la humillación del campesino perpetrado por la sociedad neoburguesa provoca su exterminio.

En esta obra de Bourdieu hallo la esencia de lo que más me atrae de la sociología: esas pequeñas tragedias individuales, que son ocultadas o pasto de la burla del grueso de la sociedad, pero que, sin embargo, corresponden a una tendencia mucho más generalizada de lo que se cree: ésta es, por ejemplo, la base de las novelas de Michel Houellebecq. A diferencia de nuestros modernos fariseos, siento una especial compasión por esos seres que sufren, pero que sin embargo no son objeto de solidaridad ni compasión; es más, estos parias sociales, si se atreven a renegar de su suerte, acostumbran a ser despreciados.

sábado, mayo 05, 2007

La Revolución Conservadora (III): Del Watergate al Dutch

A pesar de que la campaña de Nixon había sido conservadora, su gobierno fue liberal. Durante el mandato, se crearon los principales organismos del gobierno federal en defensa del medio ambiente -que las posteriores administraciones republicanas intentaron eliminar- y se lograron históricos acuerdos con el bloque comunista, especialmente con China, "templando" la Guerra Fría. Aunque estas medidas estaban muy alejadas de las que los conservadores deseaban, dos circunstancias les obligaban a seguir apoyando al presidente -a diferencia de lo que harían con un futuro presidente republicano, Bush padre-: por una parte, las dos cámaras durante todos los años de la presidencia Nixon estuvieron en el poder de los demócratas, y por la otra, el rival que presentaron los demócratas para evitar la reelección de Nixon en 1972 era absolutamente inaceptable para los conservadores: George McGovern, probablemente el presidenciable más izquierdista de todo el siglo XX -y no digo de toda la historia porque no lo puedo asegurar, pero vamos-; entre otras polémicas medidas, McGovern proponía frenar la Guerra Fría mediante un desarme unilateral. Sería interesante analizar por qué los demócratas eligieron un candidato así... ¿quizás creyeron que la derrota del 68 había sido únicamente producto de la división del partido y que la coalición del New Deal aún podría continuar funcionando sin sus socios del Sur?

George McGovern

Así, Nixon simplemente arrasó en las elecciones de 1972: McGovern sólo se llevaría un estado (Massachusetts) y el distrito de Rhode Island. La derrota fue apabullante, y demostraba que, definitivamente, los demócratas habían perdido la iniciativa política. Sin embargo, ya había empezado el largo proceso que llevaría a la caída de Richard Nixon.

La misma noche de 1972 en la que el presidente Nixon firmaba unos históricos acuerdos de desarme en Moscú, un grupo de individuos era detenido asaltando el cuartel general demócrata en el edificio Watergate. En un principio nadie consideraba posible que el presidente estuviera enredado en ello -McGovern lo utilizó como munición electoral, pero sin demasiado entusiasmo- pero, poco a poco, el cerco fue cerrándose en torno al Despacho Oval. Nixon, tratando de salvarse, fue descabalgando a sus colaboradores -algunos de los cuales acabaron en la cárcel-; algunos estaban directamente implicados en el Watergate; otros, como el vicepresidente Spiro Agnew, fueron obligados a dimitir -de hecho, Agnew afirma haber sido amenazado de muerte- para dar carnaza a la prensa*. Sin embargo, el golpe fatal a Tricky Dick se lo dió su propia paranoya: se descubrió que Nixon grababa todas las conversaciones del Despacho Oval, y el Tribunal Supremo le obligó a entregarlas. Nixon se negó. Así, la sensación de que el presidente era un criminal que utilizaba sus poderes para escaparse la justicia se extendió entre la mayoría de los americanos, incluidos los propios republicanos.
Finalmente, ante la masiva presión de los medios, Nixon tuvo que entregar las cintas; pero, curiosamente, faltaban 18 minutos y medio de conversación, que, supuestamente, habían quedado dañados. Aún así, las cintas resultaron ser sumamente jugosas: además de presentar a un Nixon grosero y malhablado -de ahí parte la parodia de Futurama- en la conversación que popularmente se ha llamado "the smoking gun" (la pistola humeante), el Presidente de los Estados Unidos ordenaba a un miembro de su administración que hablara con el director de la CIA con el objetivo de frenar la investigación del Watergate que llevaba el FBI. Después de eso, todo apoyo político que le pudiera quedar a Nixon, simplemente se evaporó.

Terriblemente acosado y sin apoyos, Nixon tuvo que dimitir, aunque ya sólo fuera para evitar el bochorno de ser detenido en la Casa Blanca. Le sucedió el vicepresidente Ford, que se convertía en el primer jefe de Estado de los EEUU que no había sido elegido ni como presidente (alcanzó la presidencia por la dimisión de Nixon), ni como vicepresidente (alcanzó la vicepresidencia por la dimisión de Agnew).

Gerald Ford, 38º Presidente de los EEUU

Aunque Nixon se había retirado de Vietnam, Ford hederaba una lamentable situación económica, con una alarmante inflación que los gurús del keynesianismo se veían incapaces de explicar. Durante su presidencia se adoptó una de las medidas más absurdas de la historia de la economía política: la campaña WIN ("Whip Inflation Now", Abatid la Inflación Ahora). Con ella se pretendía impulsar el ahorro de los particulares, y por ello se regalaron objetos de merchandising, como chapas. Lo único que se consiguió es hacer un ridículo espantoso.

Whip Inflation Now

Pero hubo algo que dañó aún más a Ford que la economía: Richard Nixon. Al cabo de un mes de haber asumido la presidencia, Ford utilizaba uno de los poderes presidenciales para otorgar a Nixon el perdón incondicional para cualquier crimen que hubiera cometido contra los Estados Unidos de América. Aunque toda la clase política suspiró aliviada al evitar un proceso que no sólo hubiera humillado al GOP, sino a todo el sistema, los ciudadanos estadounidenses, muy sensibles a este tipo de escándalos -quizás demasiado- tuvieron la impresión de que el Partido Republicano se protegía a si mismo.

Con semejante situación, es normal que el pobre Ford lo tuviera francamente mal antes de empezar la campaña, que ya había comenzado mal cuando ganó por una diferencia mínima al ex-gobernador de California Ronald Reagan (1180 delegados a 1070). En los primeros sondeos, el candidato demócrata Jimmy Carter le sacaba 30 puntos. Sin embargo, Carter era un candidato sumamente débil, elegido por un Partido Demócrata que aún continuaba embarullado en sus conflictos internos. Si un político relativamente desconocido como Carter pudo ganar las primarias demócratas fue porque los delegados querían presentar a un candidato que estuviera fuera del mainstream polico, cuya imagen estaba seriamente dañada después del Watergate. Aún así, Ford protagonizó una remontada espectacular, que le llevó a estar un punto por encima de Carter en algunos sondeos del mismo día de las elecciones; pero, finalmente, el gobernador de Georgia logró un 50% de los votos y 297 delegados, por un 48% y 240 delegados de Gerald Ford. Los demócratas volvían a la Casa Blanca, y después del Watergate y la forma en la que Ford protegió a Nixon, parecía que iban a recuperar la hegemonía.

Jimmy Carter, 39º Presidente de los EEUU

La administración Cater iba a ser la última del periodo "liberal" que se había iniciado con el New Deal. Con Carter la economía continuaría mal: los demócratas estaban, por ciscurso, en contra de la reducción del gasto público y, off the record, tampoco podían subir los impuestos -los republicanos estaban en la misma situación, pero con los motivos invertidos-. Pero, aún más que la economía, lo que destruyó a Carter fueron los "nuevos" valores americanos. A pesar de ser el primer presidente del sur profundo desde la Guerra Civil, su imagen era la de un gobernante sumamente débil: dicho en términos actuales, Carter no pasaba el test de "commander in chief".

Existe una pequeña anécdota relativa al final del mandato de Carter que resume muy bien cómo trataron los medios conservadores al presidente demócrata. Podriamos llamarla "el ataque del conejo asesino". Jimmy Carter estaba pescando tranquilamente en su ciudad natal (Plains, en Georgia) cuando, repentinamente, un conejo se le acercó nadando (un conejo nadando!!!) y trató de abordar la barca del presidente, obligando al pobre Carter a defenderse con un remo. Desgraciadamente para los demócratas, aquel año se había estrenado la película "Tiburón", y se pueden ustedes imaginar: a partir de ahí, el summum del cachondeo. Mientras el Washington Post titulaba "PRESIDENT ATTACKED BY RABBIT" y publicaba una caricatura en primera plana, otros apuntaban que Carter había pedido disculpas a la Asociación de Amigos del Conejo, por agredir al animal. En esto último parece que la imagen de Carter era similar a la de ZP cuando aún era "Bambi". Además, también me parece muy significativo del cambio en los medios que se había producido durante los años de Nixon: antes la prensa conservadora no hubiera podido ridiculizar de esta manera tan avasalladora a un presidente demócrata.

Traducción del titular: Carter lucha con un "Conejo Asesino" utilizando un remo mientras pescaba

Todo esto se evidenció con la crisis de los rehenes de Irán, que duró más de un año, y acabó precisamente una hora después de que el sucesor de Carter tomará posesión del cargo. Así, por el camino, la crisis había acabado con la presidencia de Jimmy Carter.

*: Agnew no dimitió por el Watergate, sino por una acusación de evasión de impuestos.

jueves, abril 19, 2007

Lluis Companys: la veritat no necessita màrtirs, de Enric Vila

Nada hay más peligroso que la creación de mitos históricos, particularmente cuando nos toca convivir con la herencia directísima del individuo hecho mito. Con el transcurrir del tiempo, la herencia del "héroe nacional" se diluye en multitud de grupos que reclaman, en mayor o menor medida, su herencia. Sin embargo, cuando apenas ha pasado medio siglo de la desaparición del mito, uno tiene que convivir con sus directos descendientes, que pueden utilizar, y utilizan, el símbolo nacional que tienen entre manos para exacerbar los sentimientos de las masas.

Conocedor de estos riesgos, el periodista del diario Avui, Enric Vila ha construido una biografía de Lluis Companys deconstructora del mito del President de la Generalitat. Aunque se agradece este tipo de iniciativa, especialmente viniendo "desde dentro", Enric Vila peca en el exceso de crítica: nombrar repetidamente las infidelidades de la madre de Companys para levantar una especie de pseudotesis freudiana con la que atacar la personalidad y acción política del personaje biografiado es ridículo, por no decir vomitivo. Sin embargo, se agradece que se responsabilice a Companys de los enormes errores políticos que cometió, como la proclama del 6 de octubre del 34 -en la que la Generaltiat resistió menos de 12 horas, evidenciando una preparación inexistente-. También se atacan ciertos aspectos poco explicados del personaje, como su gradual conversión al catalanismo, lo que le aleja bastante de su imagen de avatar del movimiento y especialmente de la actual ERC, que, hay que decirlo, es bastante más nacionalista que el partido de Companys.

Por otra parte, me han sorprendido la brutalidad de ciertos ataques contra esta biografia, particularmente la crítica del "mediático" Víctor Alexandre. Acusa a Enric Vila de autoodio, aconsejando otras obras escritas con "autoestima" (aterrado estoy imaginando un libro de historia así redactado). Sin embargo, lo que más me ha impresionado del artículo de Alexandre es lo siguiente:

Queda clar, d'acord amb això, que la revisió dels nostres referents històrics només es pot fer l'endemà de la independència, mai abans. I no es pot fer abans per la senzilla raó que sense referents difícilment hi haurà independència.


Pa cagarse. Esto me recuerda al mejor Stalin: el de la Gran Guerra Patriótica y las desapariciones en las fotos -y fuera de ellas-. Manipular u obviar la historia para lograr unos determinados fines, es puro y literal 1984: Alexandre sería un magnífico trabajador para el Catsoc.

viernes, abril 06, 2007

Virginia Woolf y Lucía Etxebarría

El otro día hojeaba en busca de citas ese lúcido a la vez que emotivo ensayo, A room of one's own. Cuando uno lee las consideraciones de Woolf sobre el género de la literatura, no puede dejar de pensar que aún mantienen toda su validez:
Coleridge perhaps meant this when he said that a great mind is androgynous. It is when this fusion takes place that the mind is fully fertilized and uses all its faculties. Perhaps a mind that is purely masculine cannot create, any more than a mind that is purely feminine, I thought. But it would he well to test what one meant by man-womanly, and conversely by woman-manly, by pausing and looking at a book or two. Coleridge certainly did not mean, when he said that a great mind is androgynous, that it is a mind that has any special sympathy with women; a mind that takes up their cause or devotes itself to their interpretation. Perhaps the androgynous mind is less apt to make these distinctions than the single-sexed mind.

[...]

All who have brought about a state of sex-consciousness are to blame, and it is they who drive me, when I want to stretch my faculties on a book, to seek it in that happy age, before Miss Davies and Miss Clough were born, when the writer used both sides of his mind equally. One must turn back to Shakespeare then, for Shakespeare was androgynous; and so were Keats and Sterne and Cowper and Lamb and Coleridge. Shelley perhaps was sexless. Milton and Ben Jonson had a dash too much of the male in them. So had Wordsworth and Tolstoi. In our time Proust was wholly androgynous, if not perhaps a little too much of a woman. But that failing is too rare for one to complain of it, since without some mixture of the kind the intellect seems to predominate and the other faculties of the mind harden and become barren. However, I consoled myself with the reflection that this is perhaps a passing phase.

Cuanto deberían aprender los escritores de hoy! Sin embargo, hubo un parágrafo que me trajo a la mente a esa escritora tan popular a día de hoy, Lucía Etxebarría, que sin duda ha leído este ensayo:
Is that a tree? No, it is a woman. But . . . she has not a bone in her body, I thought, watching Phoebe, for that was her name, coming across the beach. Then Alan got up and the shadow of Alan at once obliterated Phoebe. For Alan had views and Phoebe was quenched in the flood of his views.
Algo similar a esto ocurre con los personajes masculinos de Etxebarría. Recuerdo que cuando leí Un milagro en equilibrio, novela ganadora del Planeta, tuve la sensación que los hombres eran, o bien malvados, o bien individuos pusilánimes a lo Charles Bovary. No es rara la incapacidad de retratar correctamente al sexo opuesto. Sin embargo, hay diferentes tácticas para evitar este defecto: en la obra de Lovecraft apenas encontramos mención alguna al sexo femenino; Dostoievski lo evitaba convirtiendo a todos sus personajes en arquetipos, y haciendo a la mayoría de las mujeres símbolos de un orgullo ancestral; Tolstói lo sorteaba con esa compasión enorme hacia sus personajes, o caracterizándolos con un rasgo muy concreto -la ligereza de Natasha, por ejemplo-. Sin embargo, una escritora no especialmente dotada como Etxebarría -especialmente si la comparamos con los dos autores rusos anteriormente mencionados-, convierte a sus personajes masculinos en grotescos, al enfrentarlos de frente y con, por qué no decirlo, algo de desprecio.

miércoles, abril 04, 2007

La Revolución Conservadora (II): Vida y opiniones del caballero Richard Nixon - De Yorba Linda al Despacho Oval

Para continuar este relato sobre el viraje hacia la derecha de la sociedad estadounidense y su principal responsable, el Partido Republicano, quiero esbozar la biografia de un personaje ya casi mítico, y que creo que puede ser un buen resumen del cambio de su país, al haber sido uno de los motores del susodicho cambio. He de apuntar que, a pesar de todas sus conspiraciones y crímenes, "Tricky Dick" me cae simpático: para mí representa el perdedor nato que, a pesar de todo y de todos, sigue luchando; pocos hechos en la política me han parecido más poéticamente justos que su victoria en 1968, después de haber sido dado por muerto políticamente. Pero empecemos por el principio.

Richard Nixon nació en Yorba Linda, al sur de California, en 1913. Era hijo de una familia de clase media-baja. Destacó tempranamente en el instituto, e incluso recibió una beca para ir a Harvard, que, lamentablemente tuvo que rechazar ya que el desgaste económico que suponía el tratamiento de la tuberculosis de su hermano hizo que la familia Nixon no tuviera el dinero necesario para el alojamiento del joven Richard. Por ello, acabó estudiando Derecho en la cercana universidad de Whittier, en la que fue segundo de su promoción. Cuando acabó la carrera, pudo al fin aceptar una beca de la Ivy League, esta vez para ampliar sus estudios en Duke.

Una vez fuera de la vida universitaria, Richard Nixon vuelve a California y empieza a trabajar en un pequeño bufete; contrae matrimonio con Thelma "Pat" Ryan, y finalmente encuentra trabajo como funcionario en Washington. Al llegar la II Guerra Mundial, Nixon podría haber evitado el reclutamiento como miembro de la administración pública, pero decide acudir: sabe que su futura carrera política puede depender de ello. En la Guerra se haría famoso por su habilidad jugando a las cartas; con el dinero ganado se paga parte de su primera campaña política.

Nixon durante la II Guerra Mundial

Ya de vuelta a casa, Nixon se presenta para un asiento en el Congreso. Lograría arrebatárselo a un congresista que llevaba diez años en la Cámara Baja, Jerry Voorhis. Aquí nuestro Rick empezó a utilizar las triquiñuelas que le harían famoso: no dudaba en acusar veladamente -o no tanto- a sus adversarios de ser pro-comunistas, de una forma mucho más clara de lo que lo hacían otros republicanos. Así, en 1947, con 34 años, Nixon era congresista.

En el Congreso, Nixon hizo honor a su fama de anticomunista: se le asignó un puesto en el Comité de Actividades Antiamericanas que había creado McCarthy, en el cual se ocupó del caso Hiss. Alger Hiss había sido todo un miembro de la delegación americana en Yalta, pero ahora era acusado de ser un espía soviético. Finalmente, gracias a la investigación que dirigió Richard Nixon, Hiss fue condenado a cinco años de prisión, y con ello Nixon se hizo extremadamente popular. Así, en 1950, se presentó a las elecciones para senador por California, en las que derrotó a Helen Gallahan, la amante de Lyndon Johnson. Nixon se sirvió de su habitual táctica: acusó a Gallahan de ser pro-comunista; sin embargo, fue en estas elecciones en las que se popularizó su más famoso mote: Tricky (taimado) Dick.

Alger Hiss

En 1952 fue elegido como candidato a la vicepresidencia, junto a Dwight Eisenhower. El carisma del héroe de la II Guerra Mundial les llevó a ganar las elecciones muy claramente, siendo la primera candidatura republicana que ganaba las presidenciales desde Hoover, en 1929. Como expliqué en el anterior capítulo, Eisenhower era un presidente republicano con muy poco de republicano: un hombre que ha estado ocupado ganando una Guerra Mundial no tiene mucho tiempo para desarrollar ideologías partidistas. Dentro de la centrada presidencia de Eisenhower, Nixon amplió en mucho las competencias de la vicepresidencia, haciéndose en cargo, de facto, de la política del día a día. Durante este periodo, Nixon pudo actuar como presidente en tres ocasiones (1955, 56 y 57) debido a la mala salud del ya muy avejentado Eisenhower. Además, reforzó su popularidad con el llamado "debate de la cocina": en una visita oficial a Moscú, con motivo de la Exhibición Nacional Americana, Nixon entabló un debate con Krushov, en la que plantó cara a las maneras, un tanto agresivas, del líder soviético: Nixon argumentó que los estadounidenses daban mucha importancia a asuntos "de menor peso" como el comfort. Así, nuestro "Tricky Dick" estaba en una posición muy buena para ocupar el Despacho Oval cuando acabó el segundo mandato de Eisenhower. Habían llegado las elecciones de 1960: la virtud contra el vicio, el bueno contra el feo y el malo; en definitiva, John Fitzgerald Kennedy contra Richard Nixon.

Dwight Eisenhower junto a Richard Nixon

Las elecciones de 1960 fueron las más emocionantes de la historia. Las del 2000 son comparables en igualdad, pero mientras que Gore-Bush era un duelo de perfil bajo, Kennedy-Nixon era un gran, gran enfrentamiento. JFK simbolizaba todo lo que Nixon había odiado durante toda su vida: Kennedy era un guapito rico de la Costa Este. De hecho, el dispar aspecto físico de ambos candidatos fue muy importante, ya que, en el debate televisado -el primero de la historia- la mala apariencia de Nixon, que había rehusado maquillarse, desniveló la balanza a favor del demócrata: tanto es así, que los que escucharon el debate por la radio dijeron mayoritariamente que el debate lo había ganado Nixon, mientras que los que lo vieron por televisión dieron la victoria a JFK: desgraciadamente para Rick, la televisión ya era un medio más popular. Así, Nixon encaja la primera derrota electoral de su carrera, por un muy estrecho margen; igual que en el 2000, hubo rumores de fraude: se llegó a decir que los Kennedy habían pagado a la mafia.

Nixon y Kennedy durante el debate televisado

Nixon regresa a su California natal, y sólo año y medio después de la derrota electoral se presenta a Gobernador de California. Era muy difícil que ganara estas elecciones: en realidad hay quien dice que lo que pretendía Nixon era evitar ser nombrado candidato por los republicanos para las presidenciales del 64, en las que se esperaba a un Kennedy muy popular. Sea como sea, Nixon perdió las elecciones, pero el último día de la campaña se despidió de la prensa diciendo cosas como que esa era su "última conferencia de prensa" o "ya no podréis meteros más con Nixon". Aquí empieza el largo historial de ataques de políticos republicanos a la prensa, a la que consideraban parcial.

Pero, cuando ya era considerado un cadáver político, Nixon vence. En 1968 su fidelidad se ve premiada con la candidatura a la presidencia por el Partido Republicano. En el artículo anterior ya he comentado brevemente las circunstancias de esas elecciones; en todo caso, en el próximo capítulo y como conclusión de esta "Vida y opiniones del caballero Richard Nixon", volveré a analizarlas. En definitiva, Richard Nixon ganó las elecciones de 1968, y se convirtió en el trigesimoseptimo Presidente de los Estados Unidos.

Richard Nixon durante la campaña de 1968. El gesto de la doble V se convertiría en una de sus señales de identidad.