El excelso Crónida, que amontona las nubes, me dió la oportunidad de ver una película íntimamente relacionada con el tema de El baile de los solteros; por ello esta crítica no será como las habituales, sino que me centraré en los aspectos que enlazan con la obra de Bourdieu. La película es Sway, de Miwa Nishikawa. En ella se nos relata la relación entre Takeru, el hermano menor (segundón), que emigró a Tokyo para trabajar como fotógrafo de moda, y Minoru, el primogénito que sigue viviendo en el pueblo a cargo de la gasolinera del padre. El conflicto lo provoca Chieko -interpretada por la preciosa actriz Yoko Maki- que, aunque es percibida por la familia como la "futura" de Minoru -a pesar de que no existe nada entre ellos-, se acuesta con Takeru cuando éste regresa al pueblo para asistir al funeral de su madre. Al día siguiente, Chieko muere, quizás asesinada por Minoru.
A partir de ahí la película se pasa al subgénero judicial, con flashbacks bastante tramposos. Aún así, hay escenas muy interesantes: poco antes de morir, Chieko le dice a Minoru que su hermano menor piensa sacarla de allí y llevarla a Tokyo -lo que por cierto, es falso-, haciendo evidente el profundo asco que siente hacia la vida rural en general y Minoru en particular. Es chocante el contraste que se nos muestra entre la capacidad seductora de Minoru, que ha sido incapaz de acercarse a Chieko aunque hace años que está enamorado de ella, y Takeru, que, utilizando una expresión común, es besar y llegar el santo -y eso que tiene novia-.
Antes de acabar, querría hacer una breve reflexión sobre una escena: en ella, Minoru le comenta a su hermano: "tu vida es como la de las revistas". Y ciertamente, la vida de Takeru es como la de las revistas, pero no es menos cierto que si le damos la vuelta, las revistas reflejan -e idealizan- la vida de las personas como Takeru, los sofisticados artistas urbanos: artistas no como los de tiempos ulteriores; artistas útiles, con un sueldo fijo, porque no olvidemos que la utilidad es el valor máximo de la burguesía. Esta existencia se contrapone a la vida rural de Minoru.
Más allá de las reflexiones bourdieuanas que la película me ha suscitado, debo decir que la fotografía es sumamente bella -algo afortunadamente habitual en las películas orientales- y que personalmente esperaré las próximas obras de Miwa Nishikawa. Si me interesan de la misma manera que Sway, no habré perdido el tiempo.
2 comentarios:
No puedo responder al de Chomsky. Lo de Kymlicka prometo hacerlo aunque no pueda filetear.
Coñe, no sé cómo, pero no estaban permitidos los comentarios en el artículo de Chomsky. Ya está arreglado.
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