jueves, octubre 18, 2007

Sukiyaki Western Django


Según el diccionario de la Real Academia, un spaghetti es una "pasta alimenticia de harina en forma de cilindros macizos, largos y delgados, más gruesos que los fideos". Aunque respeto mucho a los venerables académicos, para mí un spaghetti es otra cosa muy diferente: es Clint Eastwood disparando a la soga en la que van a colgar a Eli Wallach, es Lee van Cleef y Gian María Volonté enfrentándose en un duelo mientras suena un reloj de música, es Sergio Leone, Almería y la música de Ennio Morricone. El spaghetti western le dió una última vuelta de tuerca a un género que, como John Wayne en El hombre que mató a Liberty Valance, ya estaba muerto pero vivía en el recuerdo.

Estaba escrito que un género tan posmoderno, referencial y metacinematográfico como el spaghetti iba a ser homenajeado por alguno de los nuevos freaks que circulan por la escena cinematográfica internacional: Quentin Tarantino, o Takashi Miike o... ambos. Porque Sukiyaki Western Django es, antetodo, un homenaje y una diversión: toma un argumento muy parecido al de Por un puñado de dólares -que es el mismo de Yojimbo- para acabar haciendo un chiste sobre Django. Desde el inicio de la proyección todo tiene un tono paródico, desde la aparación de Tarantino nada más empezar, hasta la escenografía, excelente (SWD se llevó los premios a mejor diseño de producción y mejor fotografía en Sitges), pasando por el vestuario de los personajes, mitad samurai, mitad cowboy. El tono de la película es muy similar al de un comic, lo que constituye uno de los muchos parecidos que tiene con el primer volumen de Kill Bill: en SWD también se juega con la relación maestro-alumna y también nos presenta, de una forma tan aparatosa como la película de Tarantino, a una asesina legendaria.

Sukiyaki Western Django es cine sin pretensiones intelectuales; un juego que encantará a aquellos que estén dispuestos a divertirse con una historia de cowboys japoneses armados con un revólver y una katana. Y es que... ¿quién no ha pensado en quién ganaría en un combate entre Toshiro Mifune y Clint Eastwood? Vale, cualquier persona normal jamás pensaría en esas chorradas. Pero el cine de hoy, cercado por la televisión y la publicidad, tiene la obligación de no ser normal, de hablar de sí mismo porque, como decía Godard, "Desde casi siempre, la vida del mejor cine consiste en juguetear con el mito".

En definitiva, imprescindible para los que disfrutan (disfrutamos) con las películas de Sergio Leone.

1 comentario:

Auggie Wren dijo...

¿Una película de vaqueros japoneses?
Vale, ¡que pase la siguiente chorrada!