lunes, mayo 21, 2007

Sway (Yureru) de Miwa Nishikawa

El excelso Crónida, que amontona las nubes, me dió la oportunidad de ver una película íntimamente relacionada con el tema de El baile de los solteros; por ello esta crítica no será como las habituales, sino que me centraré en los aspectos que enlazan con la obra de Bourdieu. La película es Sway, de Miwa Nishikawa. En ella se nos relata la relación entre Takeru, el hermano menor (segundón), que emigró a Tokyo para trabajar como fotógrafo de moda, y Minoru, el primogénito que sigue viviendo en el pueblo a cargo de la gasolinera del padre. El conflicto lo provoca Chieko -interpretada por la preciosa actriz Yoko Maki- que, aunque es percibida por la familia como la "futura" de Minoru -a pesar de que no existe nada entre ellos-, se acuesta con Takeru cuando éste regresa al pueblo para asistir al funeral de su madre. Al día siguiente, Chieko muere, quizás asesinada por Minoru.

Minoru (Teruyuki Kagawa) y Takeru (Jô Odagiri)

A partir de ahí la película se pasa al subgénero judicial, con flashbacks bastante tramposos. Aún así, hay escenas muy interesantes: poco antes de morir, Chieko le dice a Minoru que su hermano menor piensa sacarla de allí y llevarla a Tokyo -lo que por cierto, es falso-, haciendo evidente el profundo asco que siente hacia la vida rural en general y Minoru en particular. Es chocante el contraste que se nos muestra entre la capacidad seductora de Minoru, que ha sido incapaz de acercarse a Chieko aunque hace años que está enamorado de ella, y Takeru, que, utilizando una expresión común, es besar y llegar el santo -y eso que tiene novia-.

Chieko (Yoko Maki)

Antes de acabar, querría hacer una breve reflexión sobre una escena: en ella, Minoru le comenta a su hermano: "tu vida es como la de las revistas". Y ciertamente, la vida de Takeru es como la de las revistas, pero no es menos cierto que si le damos la vuelta, las revistas reflejan -e idealizan- la vida de las personas como Takeru, los sofisticados artistas urbanos: artistas no como los de tiempos ulteriores; artistas útiles, con un sueldo fijo, porque no olvidemos que la utilidad es el valor máximo de la burguesía. Esta existencia se contrapone a la vida rural de Minoru.

Miwa Nishikawa

Más allá de las reflexiones bourdieuanas que la película me ha suscitado, debo decir que la fotografía es sumamente bella -algo afortunadamente habitual en las películas orientales- y que personalmente esperaré las próximas obras de Miwa Nishikawa. Si me interesan de la misma manera que Sway, no habré perdido el tiempo.

Chomsky y Pol Pot


Navegando por la red de redes, así, un poco al tun-tun, leí una acusación contra Chomsky -no necesita presentación- que me pareció especialmente terrible: en esencia era que durante los años 70, había dado su apoyo a los Jemeres Rojos, responsables de una de las matanzas más terribles de la historia; el genocidio camboyano. A diferencia de la acusación relativa a su negación del Holocausto -de la que quizá hable otro día- ésta parecía tener más base: no se acusaba a Chosmky de haber apoyado a un negacionista, sino de serlo él mismo. Además, la mayoría de detractores del semiólogo, aunque no daban fuente alguna, parecían referirse al mismo texto, puesto que todos hablaban de una comparación entre la Francia liberada y la Camboya de los Jemeres Rojos.

Después de estar a un rato indagando de link en link, y con la ayuda de San Google mediante, al final encontré el artículo al cual se referían las críticas contra Chomsky: Distortions at Fourth Hand, publicado el 25 de junio de 1977, en la revista The Nation. La idea básica del artículo es que el trato que los medios daban a la Camboya post-revolucionaria era excesivamente duro, y a su juicio, bastante propagandístico. Chomsky ataca las fuentes de diferentes artículos y libros que denuncian el genocidio de Pol Pot; incluso arremete contra Camboya year zero, obra del padre Ponchaud, que con el tiempo se ha convertido en canónica sobre este conflicto, aunque eso sí, también afirma que se trata de un buen libro -¿quizás porque Ponchaud también era izquierdista, llegando a pedir a Amnistia Internacional que, además de Pol Pot, también fueran juzgados Nixon, Kissinger y Carter?- En contraposición a estas obras supuestamente parciales o basadas en información poco fiable, Chomsky presenta el libro Cambodia: Starvation and Revolution, de George C. Hildebrand y Gareth Porter, en el que, según el semiólogo:

The response to the three books under review nicely illustrates this selection process. Hildebrand and Porter present a carefully documented study of the destructive American impact on Cambodia and the success of the Cambodian revolutionaries in overcoming it, giving a very favorable picture of their programs and policies, based on a wide range of sources.

[...]

Before looking more closely at Ponchaud's book and its press treatment, we would like to point out that apart from Hildebrand and Porter there are many other sources on recent events in Cambodia that have not been brought to the attention of the American reading public. Space limitations preclude a comprehensive review, but such journals as the Far Eastern Economic Review, the London Economist, the Melbourne Journal of Politics, and others elsewhere, have provided analyses by highly qualified specialists who have studied the full range of evidence available, and who concluded that executions have numbered at most in the thousands; that these were localized in areas of limited Khmer Rouge influence and unusual peasant discontent, where brutal revenge killings were aggravated by the threat of starvation resulting from the American destruction and killing. These reports also emphasize both the extraordinary brutality on both sides during the civil war (provoked by the American attack) and repeated discoveries that massacre reports were false.

Antes de dar por acabado este comentario, querría citar un fragmento al que antes he aludido. Me refiero a la supuesta comparación entre la Francia liberada y la Camboya de los Jemeres Rojos:

If, indeed, postwar Cambodia is, as he believes, similar to Nazi Germany, then his comment is perhaps just, though we may add that he has produced no evidence to support this judgement. But if postwar Cambodia is more similar to France after liberation, where many thousands of people were massacred within a few months under far less rigorous conditions than those left by the American war, then perhaps a rather different judgement is in order. That the latter conclusion may be more nearly correct is suggested by the analyses mentioned earlier.

Como podemos ver, Chomsky no hace una comparación directa, sino que antepone un "si". No obstante, a pesar de eso, al lector de hoy le resulta aberrante el comentario, aunque es muy probable que Chomsky no dispusiera cuando escribrió el artículo de la misma información que tenemos a día de hoy.

domingo, mayo 20, 2007

El baile de los solteros, de Pierre Bourdieu


Últimamente he tenido la oportunidad de leer una obra cuyo título y autor me atraían especialmente: El baile de los solteros, del sociólogo francés fallecido en 2002 Pierre Bourdieu. El libro me ha parecido sumamente revelador de las curiosas consecuencias que tiene la libertad individual directa propugnada por nuestra sociedad sobre la composición de ésta misma, es decir, en el común de los propios individuos. A la luz de esta obra, me gustaría hacer un pequeño análisis de dos creaciones artísticas, en principio muy distintas: la reciente película japonesa Sway (Yureru) de la directora Miwa Hishikawa -autoproclamada discípula de Kore-eda- y una pieza clave del teatro clásico español, El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín, estrenada en 1806.

En este artículo empezaré haciendo un breve resumen y algun comentario sobre la obra de Bourdieu. Ésta se compone de tres artículos, de los años 1962, 1972 y 1989, respectivamente, en los que el sociólogo francés estudia el mismo fenómeno: el aumento del porcentaje de solteros entre el campesinado de las zonas rurales del sur de Francia (en particular en el Bearne, cerca de Pou, no muy lejos de la población natal de Bourdieu). En el artículo se demuestra que la soltería, que en aquel ambiente suele implicar el celibato -de hecho el autor utiliza ambos términos indistintamente-, ha aumentado especialmente entre los varones, sobretodo en los primogénitos. ¿Por qué son precisamente los privilegiados por el sistema rural los principales afectados por esta situación?

Y aquí viene el mensaje izquierdista de esta obra de Bourdieu: los primogénitos son los más perjudicados, paradójicamente, por ser los privilegiados, y con ello el pilar básico, de un sistema social que no existe ya, pero sin embargo, tampoco pueden abandonar. Los restos de este antiguo sistema son despreciados y humillados por el grueso de la sociedad, que vive ya en un orden neoburgués. Así, en la cultura moderna se identifica al campesino con un individuo grosero, torpe, de aspecto grotesco y un nivel educativo que apenas alcanza la alfabetización. A esto debe unirse el ataque contra las mismas formas de vida rurales a las que se contraponen los sofisticados valores urbanos. Así, es normal que tanto las hembras como los varones segundones emigren, a la primera oportunidad, al pueblo o a la ciudad, ya no sólo en busca de una mejora en su calidad de vida, sino deseando integrarse en un sistema social que perciben como superior. El celibato de los primogénitos acarrea la desaparición, a medio plazo, de la agricultura familiar, por la radical y simple desaparición de herederos directos: así, la humillación del campesino perpetrado por la sociedad neoburguesa provoca su exterminio.

En esta obra de Bourdieu hallo la esencia de lo que más me atrae de la sociología: esas pequeñas tragedias individuales, que son ocultadas o pasto de la burla del grueso de la sociedad, pero que, sin embargo, corresponden a una tendencia mucho más generalizada de lo que se cree: ésta es, por ejemplo, la base de las novelas de Michel Houellebecq. A diferencia de nuestros modernos fariseos, siento una especial compasión por esos seres que sufren, pero que sin embargo no son objeto de solidaridad ni compasión; es más, estos parias sociales, si se atreven a renegar de su suerte, acostumbran a ser despreciados.

sábado, mayo 05, 2007

La Revolución Conservadora (III): Del Watergate al Dutch

A pesar de que la campaña de Nixon había sido conservadora, su gobierno fue liberal. Durante el mandato, se crearon los principales organismos del gobierno federal en defensa del medio ambiente -que las posteriores administraciones republicanas intentaron eliminar- y se lograron históricos acuerdos con el bloque comunista, especialmente con China, "templando" la Guerra Fría. Aunque estas medidas estaban muy alejadas de las que los conservadores deseaban, dos circunstancias les obligaban a seguir apoyando al presidente -a diferencia de lo que harían con un futuro presidente republicano, Bush padre-: por una parte, las dos cámaras durante todos los años de la presidencia Nixon estuvieron en el poder de los demócratas, y por la otra, el rival que presentaron los demócratas para evitar la reelección de Nixon en 1972 era absolutamente inaceptable para los conservadores: George McGovern, probablemente el presidenciable más izquierdista de todo el siglo XX -y no digo de toda la historia porque no lo puedo asegurar, pero vamos-; entre otras polémicas medidas, McGovern proponía frenar la Guerra Fría mediante un desarme unilateral. Sería interesante analizar por qué los demócratas eligieron un candidato así... ¿quizás creyeron que la derrota del 68 había sido únicamente producto de la división del partido y que la coalición del New Deal aún podría continuar funcionando sin sus socios del Sur?

George McGovern

Así, Nixon simplemente arrasó en las elecciones de 1972: McGovern sólo se llevaría un estado (Massachusetts) y el distrito de Rhode Island. La derrota fue apabullante, y demostraba que, definitivamente, los demócratas habían perdido la iniciativa política. Sin embargo, ya había empezado el largo proceso que llevaría a la caída de Richard Nixon.

La misma noche de 1972 en la que el presidente Nixon firmaba unos históricos acuerdos de desarme en Moscú, un grupo de individuos era detenido asaltando el cuartel general demócrata en el edificio Watergate. En un principio nadie consideraba posible que el presidente estuviera enredado en ello -McGovern lo utilizó como munición electoral, pero sin demasiado entusiasmo- pero, poco a poco, el cerco fue cerrándose en torno al Despacho Oval. Nixon, tratando de salvarse, fue descabalgando a sus colaboradores -algunos de los cuales acabaron en la cárcel-; algunos estaban directamente implicados en el Watergate; otros, como el vicepresidente Spiro Agnew, fueron obligados a dimitir -de hecho, Agnew afirma haber sido amenazado de muerte- para dar carnaza a la prensa*. Sin embargo, el golpe fatal a Tricky Dick se lo dió su propia paranoya: se descubrió que Nixon grababa todas las conversaciones del Despacho Oval, y el Tribunal Supremo le obligó a entregarlas. Nixon se negó. Así, la sensación de que el presidente era un criminal que utilizaba sus poderes para escaparse la justicia se extendió entre la mayoría de los americanos, incluidos los propios republicanos.
Finalmente, ante la masiva presión de los medios, Nixon tuvo que entregar las cintas; pero, curiosamente, faltaban 18 minutos y medio de conversación, que, supuestamente, habían quedado dañados. Aún así, las cintas resultaron ser sumamente jugosas: además de presentar a un Nixon grosero y malhablado -de ahí parte la parodia de Futurama- en la conversación que popularmente se ha llamado "the smoking gun" (la pistola humeante), el Presidente de los Estados Unidos ordenaba a un miembro de su administración que hablara con el director de la CIA con el objetivo de frenar la investigación del Watergate que llevaba el FBI. Después de eso, todo apoyo político que le pudiera quedar a Nixon, simplemente se evaporó.

Terriblemente acosado y sin apoyos, Nixon tuvo que dimitir, aunque ya sólo fuera para evitar el bochorno de ser detenido en la Casa Blanca. Le sucedió el vicepresidente Ford, que se convertía en el primer jefe de Estado de los EEUU que no había sido elegido ni como presidente (alcanzó la presidencia por la dimisión de Nixon), ni como vicepresidente (alcanzó la vicepresidencia por la dimisión de Agnew).

Gerald Ford, 38º Presidente de los EEUU

Aunque Nixon se había retirado de Vietnam, Ford hederaba una lamentable situación económica, con una alarmante inflación que los gurús del keynesianismo se veían incapaces de explicar. Durante su presidencia se adoptó una de las medidas más absurdas de la historia de la economía política: la campaña WIN ("Whip Inflation Now", Abatid la Inflación Ahora). Con ella se pretendía impulsar el ahorro de los particulares, y por ello se regalaron objetos de merchandising, como chapas. Lo único que se consiguió es hacer un ridículo espantoso.

Whip Inflation Now

Pero hubo algo que dañó aún más a Ford que la economía: Richard Nixon. Al cabo de un mes de haber asumido la presidencia, Ford utilizaba uno de los poderes presidenciales para otorgar a Nixon el perdón incondicional para cualquier crimen que hubiera cometido contra los Estados Unidos de América. Aunque toda la clase política suspiró aliviada al evitar un proceso que no sólo hubiera humillado al GOP, sino a todo el sistema, los ciudadanos estadounidenses, muy sensibles a este tipo de escándalos -quizás demasiado- tuvieron la impresión de que el Partido Republicano se protegía a si mismo.

Con semejante situación, es normal que el pobre Ford lo tuviera francamente mal antes de empezar la campaña, que ya había comenzado mal cuando ganó por una diferencia mínima al ex-gobernador de California Ronald Reagan (1180 delegados a 1070). En los primeros sondeos, el candidato demócrata Jimmy Carter le sacaba 30 puntos. Sin embargo, Carter era un candidato sumamente débil, elegido por un Partido Demócrata que aún continuaba embarullado en sus conflictos internos. Si un político relativamente desconocido como Carter pudo ganar las primarias demócratas fue porque los delegados querían presentar a un candidato que estuviera fuera del mainstream polico, cuya imagen estaba seriamente dañada después del Watergate. Aún así, Ford protagonizó una remontada espectacular, que le llevó a estar un punto por encima de Carter en algunos sondeos del mismo día de las elecciones; pero, finalmente, el gobernador de Georgia logró un 50% de los votos y 297 delegados, por un 48% y 240 delegados de Gerald Ford. Los demócratas volvían a la Casa Blanca, y después del Watergate y la forma en la que Ford protegió a Nixon, parecía que iban a recuperar la hegemonía.

Jimmy Carter, 39º Presidente de los EEUU

La administración Cater iba a ser la última del periodo "liberal" que se había iniciado con el New Deal. Con Carter la economía continuaría mal: los demócratas estaban, por ciscurso, en contra de la reducción del gasto público y, off the record, tampoco podían subir los impuestos -los republicanos estaban en la misma situación, pero con los motivos invertidos-. Pero, aún más que la economía, lo que destruyó a Carter fueron los "nuevos" valores americanos. A pesar de ser el primer presidente del sur profundo desde la Guerra Civil, su imagen era la de un gobernante sumamente débil: dicho en términos actuales, Carter no pasaba el test de "commander in chief".

Existe una pequeña anécdota relativa al final del mandato de Carter que resume muy bien cómo trataron los medios conservadores al presidente demócrata. Podriamos llamarla "el ataque del conejo asesino". Jimmy Carter estaba pescando tranquilamente en su ciudad natal (Plains, en Georgia) cuando, repentinamente, un conejo se le acercó nadando (un conejo nadando!!!) y trató de abordar la barca del presidente, obligando al pobre Carter a defenderse con un remo. Desgraciadamente para los demócratas, aquel año se había estrenado la película "Tiburón", y se pueden ustedes imaginar: a partir de ahí, el summum del cachondeo. Mientras el Washington Post titulaba "PRESIDENT ATTACKED BY RABBIT" y publicaba una caricatura en primera plana, otros apuntaban que Carter había pedido disculpas a la Asociación de Amigos del Conejo, por agredir al animal. En esto último parece que la imagen de Carter era similar a la de ZP cuando aún era "Bambi". Además, también me parece muy significativo del cambio en los medios que se había producido durante los años de Nixon: antes la prensa conservadora no hubiera podido ridiculizar de esta manera tan avasalladora a un presidente demócrata.

Traducción del titular: Carter lucha con un "Conejo Asesino" utilizando un remo mientras pescaba

Todo esto se evidenció con la crisis de los rehenes de Irán, que duró más de un año, y acabó precisamente una hora después de que el sucesor de Carter tomará posesión del cargo. Así, por el camino, la crisis había acabado con la presidencia de Jimmy Carter.

*: Agnew no dimitió por el Watergate, sino por una acusación de evasión de impuestos.